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miércoles, 30 de diciembre de 2015

MOCKINGJAY - PART 2: Un desenlace insatisfactorio

Katniss Everdeen en su momento definitivo.
Desde que Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) se ofreció como tributo para salvar la vida de su hermana menor, "The Hunger Games" comenzó a construir una telaraña de conflictos que por lógica conducirían a un eventual enfrentamiento entre la chica en llamas y el sádico presidente Snow (Donald Sutherland), líder del cruel yugo que mantiene a la población de Panem bajo sus pies. Cuatro películas más tarde, las cartas (y las flechas) están puestas sobre la mesa para el tan esperado encuentro... O eso pensábamos.

Jennifer Lawrence en el set.
"Mockingjay: Part 2" comienza momentos después de la última escena del film anterior, algo de esperarse cuando el tercer y último libro de esta saga fue picado en dos, por motivos claramente financieros. Katniss se recupera de la violenta reacción de Peeta (Josh Hutcherson), quien parece haber sufrido un intenso lavado de cerebro durante su cautiverio a manos de Snow. La invasión al Capitolio es inminente y todos nuestros héroes se preparan para lo que viene, pero los hilos del poder detrás de la rebelión comienzan a tejerse a manos de la auto-proclamada presidenta Coin (Julianne Moore), quien percibe en Katniss una amenaza para su liderazgo.

Luego de una breve misión para unir a los trece distritos, Katniss es asignada a un escuadrón de retaguardia que cuenta con el ya conocido equipo de camarógrafos dirigidos por Cressida (Nathalie Dormer), cuyo fin es registrar la llegada de Katniss al Capitolio una vez que la rebelión haya tomado control de la ciudad. Al escuadrón se unen los siempre fieles Gale (Liam Hemsworth) y Finnick (Sam Claflin), entre otros. Sin embargo, el grupo es informado a última hora de la adición de un nuevo miembro, nada menos que el mismo Peeta, quien días antes intentó asesinar a Katniss. Si bien esto revela con claridad que algo no anda bien, el grupo parece aceptarlo sin mayor problema, detalle que la historia pretende que ignoremos.

El presidente Snow es el único que sonríe.
Lo que sigue es lo que Finnick llama la edición número 76 de los Juegos del Hambre, pues Snow ha llenado la ciudad de trampas mortales para evitar el avance de la rebelión. Cualquiera pensaría que esto afectaría también a los ciudadanos del Capitolio, pero la excusa de un toque de queda sirve para justificar su ausencia. Constantemente, los personajes repiten que el enemigo es Snow y no sus súbditos, pero la oportunidad para generar empatía hacia estos personajes de peinados extravagantes y exceso de maquillaje es ampliamente desperdiciada, reduciéndose a un breve encuentro que ocurre muy tarde dentro de la historia. Por ende, el Capitolio parece más un terreno deportivo que un lugar donde viven seres de carne y hueso.

Como es costumbre dentro de la saga, los momentos más interesantes ocurren cuando las trampas comienzan a cobrar víctimas, en particular durante una secuencia bastante tenebrosa que parece sacada de un film de Alien y funciona independientemente como pieza de suspenso. Sin embargo, ya los filmes anteriores abarcaron dos entregas de los Juegos del Hambre, mejor ejecutadas y en un contexto diferente, por lo que estas trampas solo fungen como relleno antes de la confrontación final. En el camino, se supone que el triángulo amoroso entre Katniss, Gale y Peeta debe alcanzar su punto mas álgido, pero Jennifer Lawrence nunca ha tenido química con sus dos co-protagonistas y las cosas no mejoran en esta ocasión. Al final, la elección de Katniss no es solo ilógica sino irrelevante.




"Mockingjay Part 2" es la prueba mas evidente de que no siempre es sencillo traducir el lenguaje escrito a la gran pantalla. La ley no escrita de cualquier blockbuster dicta que el último encuentro entre héroe y villano debe ser el mas épico de todos, pero aquí el camino escogido va en la dirección opuesta. Katniss no es testigo de momentos clave dentro de la invasión al Capitolio, y por ende la audiencia tampoco los vive. Las novelas de Suzanne Collins se mantienen siempre dentro del punto de vista de Katniss, mientras que el film intenta mantener esta perspectiva pero a la vez tiene la obligación tácita de dar cierre a un número importante de personajes y situaciones que simplemente quedan en el aire. Son varias las muertes en esta última entrega, pero el impacto emocional de la mayoría es casi inexistente.

Katniss y Gale... Zzzzz.
La decisión de hacer algo diferente es admirable, pero el equipo detrás de esta saga intenta pagar y darse el vuelto: estirar un único libro en dos películas modifica la estructura intrínseca de la historia, por lo que el inicio, medio y desenlace de esta segunda parte no concuerdan con los del texto en el cual se basan. Debido a ésto, el desenlace llega mucho antes de lo esperado y culmina tan pronto nos percatamos de su llegada. En este momento, la historia cuenta con una sorpresa más que sólo genera confusión durante el último cuarto de película.

Quizás la idea funciona mejor en el libro (¿o no?), pero la ejecución en la película deja mucho que desear. El guión no arroja suficientes pistas para convencernos de que la decisión final de Katniss es acertada, y la reacción de todos a su alrededor también carece de sentido. Peor aún, dicho giro priva a la saga entera de un desenlace satisfactorio, algo frustrante al pensar que los mejores momentos de estas cuatro películas quedarán siempre opacados por un final decepcionante (un momento de oro ocurre durante la última escena de Snow en pantalla, y Donald Sutherland demuestra que es el único actor que parece divertirse dentro de su retorcida interpretación). Lamentablemente, Los Juegos del Hambre culminan en una nota negativa, algo que parecía inimaginable para una epopeya que prometía mucho más de lo que aquí se brinda.

Puntuación: 2 de 5.

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