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viernes, 31 de enero de 2014

THE HOBBIT: THE DESOLATION OF SMAUG - Peter Jackson demuestra sus ansias de trilogía



Tras escapar con vida de la persecución del orco Azog en la primera película, Thorin (Richard Armitage) y su compañía de enanos continúan su camino hacia la Montaña Solitaria, con el fin de derrotar al dragón Smaug y recuperar así el reino de Erebor y el tesoro de la montaña. Junto a ellos continúan el mago Gandalf el Gris (Ian Mckellen) y el hobbit Bilbo Bolsón (Martin Freeman), quien eventualmente deberá robar la Piedra del Arca de las garras de Smaug para así unir a todos los enanos de la Tierra Media.

Al igual que en ¨El Señor de los Anillos¨, parte del encanto de estas historias está en el viaje que realizan los personajes, pues el destino es conocido y su llegada es inminente. En esta ocasión, la compañía se topa con un hombre oso, arañas gigantes y una tribu de elfos, entre otras criaturas, manteniendo la estructura episódica que caracterizó al primer film, pero con un enfoque más claro y un tono menos infantil. La diferencia es clara desde la primera escena, que no consiste en un extenso prólogo sino en una conversación entre Gandalf y Thorin, donde revelan su intención, algo oscura, de reclutar a un hobbit para alcanzar su cometido. Donde el primer film divagaba entre un encuentro y otro, en éste el objetivo es claro y los obstáculos son evidentes, generando una tensión dramática de forma más efectiva y, por ende, una historia más envolvente.


En su afán de producir una trilogía de películas basadas en un sólo libro, Peter Jackson y su equipo de escritores se tomaron bastantes libertades creativas con el guión de éste segundo film. La más llamativa es la inclusión del elfo Légolas (Orlando Bloom), cuya aparición es posible gracias a la longevidad de los elfos de la Tierra Media. Por fortuna, Jackson no se limitó a otorgarle un cameo al personaje, sino que lo convirtió en parte integral de la historia. Bilbo y los enanos son capturados por los elfos y encarcelados en el reino de Thranduil, brindándonos así la oportunidad de conocer más sobre los orígenes de Légolas y de la rivalidad entre elfos y enanos.

No contento con incluir personajes ajenos a la novela, Jackson creó a la elfa Tauriel (Evangeline Lilly), el interés sentimental de Légolas, aunque esta no comparta el mismo sentimiento hacia él, sobre todo tras conocer a Kili (Aidan Turner), uno de los enanos de la compañía hecho prisionero. Si bien la añadidura de un triángulo amoroso luce como una estrategia para atraer al público femenino, la idea le otorga dimensionalidad a varios personajes, lo cual resulta necesario cuando el guión continúa sin desarrollar propiamente a la mayoría de los 13 enanos de la compañía de Thorin. Légolas y Tauriel encajan rápidamente en la historia y el destino de su relación aporta un grano de intriga para quienes conocen el desenlace del libro.




Un hombre llamado Bardo (Luke Evans) se topa con los enanos y Bilbo durante su escape de la prisión elfa, infiltrándolos en Esgaroth, al pie de la Montaña Prohibida. Las obras de Tolkien siempre se encargan de mostrar la debilidad moral de la raza de los hombres, en este caso ilustrada a través de la decadencia de los ciudadanos de Esgaroth, otrora ciudad próspera, consumida por la presencia de Smaug en la montaña. Bardo es un individuo de buenas intenciones dentro de un entorno lleno de corrupción y miseria. La historia lo caracteriza de forma satisfactoria y muestra indicios del rol preponderante que jugará en el desenlace de la saga. 

El último acto se centra en el esperado encuentro entre Bilbo y Smaug, cuya voz pertene al actor Benedict Cumberbatch. En cuestión de minutos, Smaug se convierte en el villano más interesante que hasta ahora se haya mostrado entre ambas películas. Su interacción con Bilbo es tan memorable como la que éste tuviese con Gollum, pero su participación es mucho más prolongada, quizás bordeando en lo excesivo una vez que los enanos entran en escena para confrontar al dragón (el hecho de que todos los enanos salgan ilesos de cada situación de peligro de la saga alcanza el límite de lo inverosímil cuando un dragón que escupe fuego no es capaz de atrapar o lastimar a ninguna de sus presas). A pesar de esto, la voz temeraria de Cumberbatch y el gran efecto visual que es Smaug permiten un desenlace satisfactorio y generan ansias por el desenlace de la trilogía.

Con "The Desolation of Smaug", Peter Jackson le añade validez a su decisión de dividir a El Hobbit en tres películas, algo que resultaba mucho más cuestionable después de la primera parte. Esta trilogía nunca alcanzará el estatus fílmico de "El Senor de los Anillos", pero posee todos los elementos para brindar horas de buen entretenimiento. La mejor prueba de esto se consigue en la secuencia donde Bilbo y los enanos escapan de la prisión elfa, navegando barriles de vino a través de un río y siendo perseguidos por orcos y elfos. Es en momentos como ese donde Jackson captura a plenitud el encanto de una buena historia de aventuras, como las que Gandalf le prometiese a Bilbo al comienzo de su viaje inesperado.

Puntuación: 4.25 de 5.




viernes, 24 de enero de 2014

FROZEN: Dos princesas Disney por el precio de una

A mi querida prima y comadre, Riczul, vimos esta película junto a Julio César y David unos días antes de tu partida. Nos divertimos mucho y pasamos un día muy bonito, tal y como tú siempre lo deseabas. Gracias por tanto cariño, tu sin fin de palabras positivas y tu eterna sonrisa, así te recordaremos siempre.




Los estudios de animación de Disney han gozado de eras doradas, unas más duraderas que otras, así como de etapas un tanto grises. Por cada "Aladdin", "Rey León" y "La Bella y la Bestia", ha habido bodrios como "Atlantis", "El Planeta del Tesoro" o "Las Vacas Vaqueras", los cuales se volvieron más frecuentes a comienzos de la década del 2000. En 2006, La fusión creativa y financiera de Disney-Pixar permitió la entrada de John Lasseter, director de las dos primeras "Toy Story", al comité ejecutivo de Disney, convirtiéndolo actualmente en el director de Walt Disney Animation Studios. Tras su designación, el estudio ha producido tres éxitos contínuos de crítica y taquilla: la historia de Rapunzel, "Tangled", el opus de video juegos, "Wreck-it Ralph" y, más recientemente, "Frozen".

Afirmar que el estudio se encuentra en una nueva era dorada sería prematuro, pero es innegable que goza de un nuevo aire de creatividad, al mismo tiempo que Pixar parece conformarse con secuelas o precuelas, exitosas comercialmente pero carentes de la originalidad de sus mejore filmes. En este sentido, "Frozen" brinda una nueva historia de princesas basada en el cuento de hadas de Hans Christian Andersen titulado "The Snow Queen", el cual el propio Walt Disney consideró adaptar al cine en su momento, pero que se mantuvo engavetado hasta ahora.

"Frozen" cuenta la historia de dos hermanas, Anna (Kristen Bell) y Elsa (Idina Menzel), princesas del reino de Arendelle. Desde pequeña, Elsa poseía la habilidad de manipular el hielo, lo que ocasionó un accidente que colocó a Anna en peligro de muerte. Para mantener en secreto los poderes de Elsa, sus padres mantuvieron a Elsa aislada dentro de los confines del palacio, fuera del alcance de cualquier otro ser humano, incluso de su hermana. De esta forma, Anna creció con todas las libertades y privilegios de una princesa, mientras que Elsa se volvió asocial y temerosa del mundo exterior. Sin embargo, Elsa es la heredera de la corona y cuando llega el momento, debe asumir su mandato como reina de Arendelle.

Como es de esperar, la coronación termina en conflicto cuando Elsa pierde el control de sus poderes tras ser confrontada por Anna. Elsa escapa del reino y se instala al tope de una montaña, donde construye un castillo de hielo al desatar sus poderes, provocando accidentalmente un invierno extremo en todo el reino. Anna sale en búsqueda de su hermana, topándose en el camino con un joven llamado Kristoff (Jonathan Groff) y su reno, Sven, quienes la asisten en la travesía de traer de vuelta a Elsa.

Eventualmente, el grupo conoce a Olaf (Josh Gad), un muñeco de nieve creado por Elsa en semblanza al muñeco que ella y su hermana construyeron de pequeñas. Olaf aporta los mejores momentos humorísticos de la historia, pero a la vez su vulnerabilidad lo convierte en un personaje tragicómico, en particular durante su canción "In Summer", donde relata cómo será su vida cuando regrese el verano (obviamente, Olaf no está al tanto de lo que le pasa a la nieve si no hay frío).



"Frozen" trae de vuelta la tradición musical de Disney, abandonada en la mayoría de sus películas drante la última decada. El regreso es bienvenido aunque un tanto excesivo, en particular durante la canción "Fixer Upper", cantada por  un grupo de trolls, que se siente como relleno cuando estos personajes no tienen un rol preponderante en la historia. El tema principal, "Let It Go" ("Libre soy" en español) es energizante y establece claramente la liberación emocional de Elsa, mientras que "For The First Time In Forever" relata el drama que separa a ambas hermanas de forma conmovedora y efectiva. En general la música mantiene un estilo de musical de Broadway, donde los personajes conversan un momento y comienzan a cantar a mitad del diálogo. 

La animación es similar en estilo a "Tangled", pero con tonalidades azules y moradas que le aportan una estética propia. Elsa y Anna mantienen los mismos ojos grandes y rostros redondeados que Disney ha empleado en sus princesas desde "La Sirenita", aunque su parecido con Rapunzel es bastante evidente. El hielo es el elemento visual más llamativo con el que los animadores dieron rienda suelta a su creatividad, por lo que el título encaja perfectamente con el ambiente y el tono
del film.

El centro antagónico de la trama, escrita por Jennifer Lee y dirigida por ella misma junto a Chris Buck, está en la dicotomia entre Anna y Elsa, pero una princesa Disney no puede ser la mala de la película, por lo que Elsa nunca muestra facetas tan oscuras que cuestionen su bondad y nobleza, a pesar de que creció encerrada en una habitación, aislada de su propia hermana. Con intención o no, el guión lucha por introducir varios antagonistas, pero el verdadero villano de la historia es revelado de forma tardía y sin bombos ni platillos.

"Frozen" trae de vuelta un buen número de elementos característicos de los mejores clásicos de Disney, a la vez que intenta separarse de las posturas machistas que caracterizan las historias de princesas, tendencia que ya hemos visto reflejada en entregas como "The Princess and The Frog" y en "Brave". La mejor señal de esto ocurre cuando Anna, como en todo cuento de hadas, debe realizar un acto de amor verdadero para romper un hechizo, pero el objeto de su amor no es quien ella cree. Sin revelar mucho más, la sorpresa es más que bienvenida y aporta la mejor moraleja que Disney haya ideado en años.

Puntuación: 3.75 de 5.



viernes, 17 de enero de 2014

CATCHING FIRE: Aires de revolución en los Juegos del Hambre



Detrás de la tensión y los coloridos personajes del mundo de "The Hunger Games" se puede observar un paralelismo crítico hacia la filosofía consumista que el mundo globalizado vanagloria, llevada a extremos insensibles con la idealización de un grupo de personas que compiten hasta la muerte en un terreno lleno de peligros, como si de un macabro reality show se tratase. La filosofía detrás de los Juegos del Hambre es el constante recordatorio a las masas del poder del Capitolio, el centro de poder del país Panem, para apaciguar cualquier idea de rebelión contra el mandato cruel del presidente Snow (Donald Sutherland).

En "Catching Fire", la segunda parte de la trilogía de filmes basados en las novelas de Suzanne Collins, el triunfo ha convertido en celebridades a Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) y a Peeta Mellark (Josh Hutchershon), al menos a los ojos de los ciudadanos del Capitolio; pero también en un símbolo de esperanza para los habitantes de los empobrecidos y sometidos distritos, que superan en números a sus opresores pero carecen de fuerza, recursos y, lo más importante, de motivación. Katniss, en particular, intenta mantener un perfil bajo para proteger a sus seres queridos, pero la nobleza de sus acciones la arrastrará a asumir un rol de liderazgo, aún en contra de su voluntad.

La primera hora del film promete un rumbo diferente al de su antecesor. Snow obliga a una traumatizada Katniss a desfilar por todos los distritos junto a Peetah como la pareja del momento, con el fin de desmitificar su imagen y hacerlos lucir asimilados al mundo del Capitolio. El recorrido de la pareja genera un efecto contrario, alimentando intenciones de alzamiento en uno de los distritos y por ende mayor represión. En vista de esto, el nuevo director de los juegos, Plutarch (Philip Seymour Hoffman), sugiere hacer algo distinto con la edición 75 de los Juegos del Hambre: obligar a competir nuevamente a todos los ganadores del último cuarto de siglo, todo con la intención de eliminar a Katniss de la forma más vistosa posible.

Los competidores ahora son adultos con experiencia en asesinar y/o sobrevivir en las más adversas de las circunstancias, elemento que le brinda a esta secuela un tono más maduro o menos "young adult". Los nuevos concursantes aportan variedad de motivos y antecedentes, mientras que los anteriores provenían todos de situaciones similares. Entre los más interesantes se hallan la impredecible Johanna (Jena Malone), el vanidoso Finnick (Sam Claflin) y el genio Beetee (Jeffrey Wright), quienes forman una alianza temporal con Peetah y Katniss para sobrevivir, aunque las alianzas en los juegos se pueden convertir fácilmente en traición. Sin embargo, fuerzas más grandes mueven los hilos para alterar definitivamente el resultado de la competencia, lo que proporciona un desenlace inesperado e intrigante para lo que será la última película (aunque esta será dividida en dos partes).


El éxito de la primera cinta permitió aumentar el presupuesto de esta entrega, lo que se nota en el diseño de producción, en especial en las escenas del Capitolio, ejecutadas de forma majestuosa y excéntrica bajo la combinación de sets reales y digitales, así como en los efectos visuales, particularmente en la animación de las criaturas mutantes que habitan la arena de los juegos, cuyo realismo dejaba mucho que desear en la película anterior. En general esta cinta se siente más grande y compleja que la anterior desde un punto de vista técnico y artístico, por lo que el universo de los libros se siente más palpable y mejor realizado.

"Catching Fire" comienza y termina en terrenos poco convencionales, lo cual ayuda a apaciguar el hecho de que su segundo acto mantiene una estructura bastante similar a la del primer film. Ciertamente el libro contiene el mismo esqueleto, colocando una mayor importancia en los personajes antes de la acción.  Francis Lawrence, director de "I Am Legend" y "Constantine", balancea con efectividad al extenso reparto, brindando a la mayoría de los personajes su oportunidad para brillar, gracias a lo cual Caesar (Stanley Tucci), Effie (Elizabeth Banks) y Cinna (Lenny Kravitz) continúan siendo relevantes mientras que Haymitch (Woody Harrelson) y Gale (Liam Hemsworth) adquieren mayor peso en la trama. Aun así, la brutalidad de los juegos sigue siendo el elemento distintivo de la historia, pero su brevedad en comparación con la cinta anterior es notable.

Al igual que en la primera entrega, la historia es contada principalmente desde el punto de vista de Katniss, con la excepción de las escenas de Snow, por lo que el éxito de la franquicia recae al final sobre los hombros de Jennifer Lawrence. Su sutileza en momentos dramáticos complementa sus habilidades físicas en las secuencias de acción más demandantes, mientras que sus escenas románticas dentro del triángulo amoroso entre Peetah y Gale se manejan como elemento secundario que no opaca a la historia principal. El "hijo del medio" que es la cinta se convierte así en una evolución dramática para la chica en llamas, a la vez que sirve de abreboca para el desenlace de la saga.

Puntuacion: 4.25 de 5.