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viernes, 18 de marzo de 2016

THE HATEFUL EIGHT: ¿Hay espacio para uno más?


"¡Patea la puerta!"
La nieve arrecia en las montañas de Wyoming, donde el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson) prepara su botín para un largo viaje a través de una inminente tormenta. Una carreta se cruza en su camino, algo poco conveniente para un hombre de raza negra que lleva un par de cadáveres en su equipaje, pero Warren necesita un aventón si no quiere congelarse en la intemperie. El primer pasajero de la carreta es John Ruth (Kurt Russell), un caza recompensas que trae consigo a la criminal Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), a quien piensa entregar a la justicia para cobrar la recompensa de diez mil dólares ofrecida por su cabeza. Tras un tenso intercambio de palabras, Ruth se percata de que Warren no es cualquier afro descendiente, sino un héroe de la guerra civil y amigo por correspondencia nada menos que de Abraham Lincoln. Ante tal descubrimiento, Ruth cede ante la petición de transportar a Warren y a su carga.

El misterio amerita una taza de té.
La tormenta comienza a mostrar su fuerza y los viajeros se ven obligados a detenerse en una cabaña, no sin antes haber recogido a otro pasajero en medio de la nada, el auto denominado sheriff Chris Mannix (Walton Goggins). A su llegada, Ruth no tarda en advertir al resto de los inquilinos que no intenten arrebatarle a su prisionera o se encontrarán con el cañón de su pistola. En principio, los inquilinos parecen lo suficientemente inofensivos: Oswaldo Mobray (Tim Roth) es un inglés que se encarga de ahorcar a los sentenciados a muerte en la zona, el general Sandy Smithers (Bruce Dern) es un militar retirado y Joe Gage (Michael Madsen) viaja para pasar la navidad con su madre. Para completar al grupo de ocho está Bob (Demián Bichir), el mexicano que cuida la cabaña, aunque por alguna razón  el conductor de Ruth, O.B. Jackson (James Parks), no cabe dentro del conteo.

Todos estos personajes deben compartir el mismo techo durante la tormenta de nieve, o hasta que el guión de Quentin Tarantino lo permita. La cabaña funge como el principal escenario de la historia, tal y como un almacén fuese la localización central de "Reservoir Dogs", aportándole un elemento teatral a "The Hateful Eight". Un grupo de extraños dentro de una cabaña brinda las circunstancias ideales para un generador de tensión experto en escribir diálogos, y Tarantino disfruta de la oportunidad como niño en juguetería. Es evidente que al menos uno de los odiosos ocho tiene intensiones ocultas, la intriga se genera en descubrir cuál de ellos no es quien aparenta. En este sentido, la historia rinde homenaje a las famosas novelas de Agatha Christie, aunque con un desenlace mucho más sangriento.



Con casi tres horas de duración, Tarantino intenta desarrollar los motivos e intenciones de cada uno de sus ocho protagonistas, gracias a lo cual casi todos los personajes salen bien parados. Daisy representa el elemento más volátil de la historia pero a la vez el más sincero, lo cual le permite a Jennifer Jason Leigh alzarse como la revelación de la cinta, aunque Kurt Russell y Walton Goggins no se quedan atrás en papeles hechos a su medida. Samuel L. Jackson continúa atinando cada una de sus interpretaciones para Tarantino, las cuales ya suman media docena de filmes. Bruce Dern le aporta gravedad suficiente a un personaje que permanece sentado en el mismo sitio durante toda la película, mientras que Demián Bichir brinda un humor estoico bastante efectivo. Sin embargo, decepciona un poco ver a Tim Roth y Michael Madsen, también veteranos en la filmografía de Tarantino, en papeles un tanto crudos y unidimensionales.

Tarantino y su clan.
La cinta fue filmada en el casi extinto formato de 70mm, algo que el director de fotografía, Robert Richardson, aprovecha para mostrar extensos paisajes nevados, así como cada rincón de la cabaña en cuestión. La magistral banda sonora de Ennio Morricone, quien nos brinda una apertura musical antes del inicio del film, contribuye a crear una experiencia evocativa al Hollywood de ayer, similar a una obra de teatro, cuando los cines exhibían un sólo film durante meses. Incluso, el film contiene una pausa o intermedio en el momento más apropiado, lo cual genera mayores expectativas entre los espectadores. (Esta versión de "The Hateful Eight" sólo se puede ver en cines con proyección de 70mm, la versión digital no contiene apertura ni intermedio).

Si hay algo que retiene a "The Hateful Eight" de generar el impacto de películas como "Pulp Fiction" o "Kill Bill", es que los seguidores de Tarantino ya conocen buena parte de sus trucos, lo cual amilana el shock cuando comienzan a volar sesos por doquier. Tras haber dirigido ocho filmes en poco más de 20 años, su trabajo como autor y director continúa siendo único y cada uno de sus filmes representa un evento extraordinario para sus admiradores. Su octavo film demuestra la madurez de un director que perfecciona el arte de su oficio con cada entrega, aún cuando no todos sus trabajos resulten en obras maestras.

Puntuación: 4,25 de 5.

viernes, 11 de marzo de 2016

ROOM: Nada como el amor maternal

Mamá y Jack juegan con cáscaras de huevo.
Levantarse por la mañana. Ayudar a mamá con el desayuno. Darse un baño. Ver a Dora la exploradora en televisión. Ejercitarse. Jugar con cáscaras de huevo. Mirar la luz que entra por una pequeña y única ventana en el techo. Hacerse amigo de una curiosa rata en busca de comida. Ver morir a la rata por un zapatazo lanzado por mamá. Prepararse para dormir en el armario mientras el viejo Nick llega a visitar a mamá. Escuchar llorar a mamá cuando el viejo Nick se marcha. Dormir con mamá.

Jack y sus dibujos en la habitación.
Este es un día normal en la vida de Jack (Jacob Tremblay). Jack nació en la habitación, donde ha vivido con mamá (Brie Larson) durante sus 5 años de vida.  Mamá fue secuestrada hace años por el viejo Nick (Sean Bridgers), quien la encerró en una habitación sin posibilidad de escape. Jack es el fruto de la violación que mamá ha sufrido por años y es posiblemente lo único que la motiva a vivir.

"Room" aborda una trama sórdida a través de un filtro de inocencia proporcionado por los ojos de Jack. La escritoria y guionista Emma Donoghue, junto al director Lenny Abrahamson, construyeron una historia de amor incondicional ante las circunstancias más duras. Para Jack el mundo no es sórdido. Su madre convierte toda actividad en un juego, le ha enseñado a leer y a dibujar, e incluso le manda a hacer tareas del hogar como lavar los platos o limpiar el baño. La habitación es el mundo para Jack y su mamá es su eje.

Hay que ingeniárselas para filmar en la habitación.
Sin embargo, la historia no se conforma con explorar el encierro físico, sino el reto que representa volver a la normalidad después de una experiencia tan desoladora. Mamá no lleva nada bien la vida después de la habitación, en parte porque sus propios padres (Joan Allen y William H. Macy) no saben cómo manejar la culpa y mucho menos interactuar ante su inesperado nieto. Para Jack todo  resulta nuevo, desde subir una escalera hasta cortarse el cabello, pero su mayor reto es aprender a interactuar con otras personas.

La interpretación de Brie Larson abarca un amplio rango que va de heroína protectora a víctima traumatizada, mientras que el pequeño Jacob Tremblay nos regala una actuación  maravillosa de principio a fin. Mamá entregó todo por Jack en la habitación, pero Jack asume también la responsabilidad por ella cuando el mundo real se vuelve demasiado pesado. No hay amor más puro que el de una madre a un hijo, pero la nobleza de un pequeño no debe ser subestimada. Ningún viejo Nick puede contra esa clase de vínculo.

Puntuación: 5 de 5.