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viernes, 18 de noviembre de 2016

DOCTOR STRANGE: Olvida todo lo que crees que sabes

El doctor ha llegado.
Iron Man, Hulk, Thor, Captain América, Guardians of the Galaxy, Ant-Man... Marvel continúa produciendo historias de origen de personajes relativamente desconocidos, y sigue teniendo éxito en su proeza de expandir su repertorio de superhéroes. El turno en el film número 14 de este enorme conglomerado es para Doctor Strange, el futuro Hechicero Supremo que trae consigo el uso de magia y una serie de trucos visuales bastante atractivos a este expansivo universo cinematográfico.

El Doctor Stephen Strange (Benedict Cumberbatch) es un exitoso y engreído neurocirujano, más interesado en encontrar el próximo caso que le traiga fama y gloria que del bienestar de los pacientes más necesitados. Strange es también un galán empedernido, aunque sus encantos ya no surtan efecto en la Dra. Christine Palmer (Rachel McAdams), con quien tuvo una relación sentimental en el pasado. Camino a una ponencia, Strange sufre un accidente automovilístico que destroza sus manos y acaba también con su carrera, más no con su ego.

Maestra y discípulo.
Cuando las cirugías y la terapia no funcionan para recuperar sus habilidades, Strange acude renuentemente a un templo en Kathmandu, Nepal, donde es recibido por Mordo (Chiwetel Ejiofor), un fiel discípulo de La Ancestral o The Ancient One (Tilda Swinton), la Hechicera Suprema. Como buen hombre de ciencia, Strange permanece incrédulo y arrogante ante las palabras de La Ancestral y sus promesas de curar el cuerpo con la mente. Sin embargo, ésta no vacila en callar su perorata arrogante con una muestra de su poder, la cual lanza a Strange en un viaje psicodélico que desprende su espíritu de su ente corpóreo y lo convence de que existe una visión del mundo hasta ahora desconocida para él.

La Ancestral ve el potencial en Strange para convertirse en un poderoso hechicero, pero también observa el mismo espíritu retador de su antiguo alumno, Kaecilius (Mads Mikkelsen), discípulo convertido en enemigo que al comienzo del film roba las páginas de un libro sagrado. La intención de Kaecilius es invocar a Dormammu, el ser supremo de una oscura dimensión donde el tiempo no transcurre y la vida es eterna. Para abrir el portal de la dimensión oscura, Kaecilius debe destruir los tres santuarios que protegen a la Tierra, ubicados en Londres, Nueva York y Hong Kong. 


Los ataques a cada templo dan lugar a varias de las escenas de acción más interesantes que se han visto en filmes de superhéroes. Tomando inspiración en la Inception de Christopher Nolan, el director Scott Derrickson reta las leyes de la física al torcer calles y edificios en todos los ángulos posibles, mientras que héroes y villanos combaten con espadas, látigos y escudos creados con sus propias manos, como si se tratase de su energía interior expresándose en el mundo táctil. Si Guardians of the Galaxy empleó una amplia paleta de colores y música ochentosa para establecer una identidad, Doctor Strange recurre a trucos visuales que alteran el tiempo y el espacio como elemento distintivo de sus películas hermanas. La noción de realidades paralelas, paradojas temporales y magia son conceptos nuevos dentro de este mundo de súper soldados, hombres verdes gigantes y dioses del trueno, e impresiona que Marvel continúe explorando territorios desconocidos dentro de su filmografía.

Inception 2.0
Benedict Cumberbatch emana un carisma reminiscente al de Robert Downey Jr. en Iron Man. Se sabe que los productores del film retrasaron el inicio de la filmación para contar con él, y la decisión trae dividendos en todos los ángulos. Cumberbatch no sólo adquiere un aspecto muy similar al del comic, sino que su carisma facilita la empatía hacia un personaje con pocas cualidades afectivas, reflejadas en especial durante una escena entre Strange y Christine donde éste descarga su frustración con palabras hirientes e inusuales en un futuro superhéroe. Al mismo tiempo, el actor cuenta con una ligereza ya vista en su rol titular en la serie Sherlock, que contribuye al muy necesario humor dentro de una trama en general bastante seria.

Tilda Swinton se roba la atención de la cámara en todas sus escenas, a pesar de la controversia generada por la escogencia de una mujer blanca para interpretar un personaje de aparente origen asiático. El carácter asexuado de la actriz sólo añade curiosidad hacia los enigmas que rodean a La Ancestral y el origen y alcance de sus poderes. Chiwetel Ejiofor también rompe el esquema del rol de sidekick gracias a un giro en el guión que ayuda a generar interés en el futuro de su relación como n Strange. Por su parte, Rachel McAdams tiene un rol algo limitado, pero la actriz aprovecha cada una de sus escenas para expresar más de lo que sus diálogos pueden inferir y su dinámica con Strange también se sale del molde de este tipo de películas.

Tienes algo en los ojos.
Marvel es ya infamemente conocido por sus villanos débiles y Kaecilius no aporta demasiado para cambiar esta tendencia. Mads Mikkelsen aprovecha su tiempo en pantalla, particularmente durante una confrontación con Strange a mitad de película, pero su papel es más un elemento que mueve la trama, mas no un personaje enteramente desarrollado. Sin embargo, Kaecilius resulta más interesante que villanos como Ronan en Guardians o Malekith en Thor: The Dark World, pero aún hay trabajo pendiente en esta área.

Doctor Strange es otro éxito para la maquinaria de héroes de Marvel. El film cumple con el propósito de introducir un personaje envolvente que sin duda jugará un rol crucial cuando los Vengadores enfrenten a Thanos en la futura Avengers: Infinity War, pero también genera amplias expectativas por la próxima entrega que nos adentre en los avatares de Stephen Strange. El doctor ha llegado para quedarse.

Puntuación: 4,50 de 5.

viernes, 30 de septiembre de 2016

DESDE ALLÁ: La distancia como arma narrativa

Alfredo Castro y Luis Silva en Desde Allá.

Armando (Alfredo Castro) no parece un caraqueño común. Habla con un acento foráneo, su rostro inexpresivo lo priva de toda calidez y su pausado caminar lo desconecta del caos de la ciudad. Acostumbra a rondar por la calle con un fajo de billetes, solicitando la compañía de hombres jóvenes que luzcan necesitados. Posee gustos particulares, pues no tiene relaciones sexuales con estos acompañantes, sino que se satisface con sólo observarlos semidesnudos.

Elder (Luis Silva) es uno de estos jóvenes. Trabaja en un taller mecánico y acaba de comprarle un carro destartalado a su jefe, con el sueño de repararlo y tener un vehículo. Pero Elder también es malandro y se redondea robando repuestos junto a una banda de antisociales. Cuando Armando lo lleva a su apartamento por primera vez, Elder lo llama "viejo marico", lo deja sin billetera y con un ojo morado. Sin embargo, el prospecto de continuar ganando dinero fácil incita futuros encuentros entre los dos.

Armando siempre observa 'desde allá'.

El venezolano Lorenzo Vigas debuta con un film atípico para el cine criollo, emocionalmente mucho más retraído que dramas recientes como Azul y No Tan Rosa Pelo Malo, los cuales también exploraban temas de identidad sexual dentro de la cultura machista venezolana. Vigas establece un tono pausado y contemplativo que ara el camino de un relato sórdido, donde dos personajes disímiles se mueven entre el límite de una dinámica paternal y una relación sexual. Castro realiza un trabajo interesante como el estoico Armando, de cuyo pasado y presente poco se sabe, más allá de tener una hermana (Catherina Cardozo), cuya vida parece bastante normal. En contraste, el personaje de Elder emana volatilidad e ira, y Silva es convincente a pesar de no ser un actor entrenado.



El guión mantiene distancia con sus protagonistas, dejando por fuera elementos de la trama para que el espectador los interprete a conveniencia. Vigas opta por no detallar los motivos del odio que Armando siente por su padre, al cual espía desde la distancia una vez que se entera de que éste "ha vuelto", quién sabe de dónde ni por qué. El riesgo de esta decisión creativa está en confundir ambigüedad con profundidad, las cuales no siempre van de la mano. Al intentar dejar un final abierto, el guión opta por sorprender con un giro de último minuto que quedaría mejor en un thriller de misterio, no en un drama pasional donde el foco de la historia es la relación entre una pareja atípica.

Elder y su carro.

La dirección visual de Vigas demuestra ser su mayor fuerte. La composición de planos otorga matices muy interesantes a los lugares más recónditos de Caracas. A veces, el foco abandona los objetos, como si los pensamientos se desvanecieran en el aire. Para esto, Vigas contó con el talento de Sergio Armstrong, director de fotografía de los galardonados filmes chilenos No y La Nana. Adicionalmente, el diseño de sonido juega un rol fundamental dentro del lenguaje sensorial que el director maneja, pues no hay banda sonora alguna.

Es poco probable que Desde Allá se convierta en un éxito comercial dentro de Venezuela, pues su sensibilidad e inspiración proviene del cine europeo, donde es más común que las emociones se contengan. Sin embargo, Vigas ha realizado un trabajo meticuloso que se traduce en una obra artísticamente poderosa, a pesar de que su guión no resulta tan profundo como cree ser. 

Puntuación: 4,25 de 5.









viernes, 16 de septiembre de 2016

STRANGER THINGS: El blockbuster del verano

Lucas, Dustin, Mike y Eleven.
No es nuevo afirmar que la televisión de la última década tiene poco que envidiarle al cine actual. Definir una era dorada de este medio será trabajo de historiadores en el futuro, pero la variedad y calidad de series producidas por cadenas de cable como HBO y la aplicación dominante del streaming, Netflix, han provocado que muchos decidan quedarse en casa en lugar de acudir a las salas de cine. En vista de esto, Matt y Ross Duffer, directores hasta ahora desconocidos, decidieron reducir la brecha entre ambas experiencias, agregando una buena dosis de nostalgia que funge como punto de entrada hacia el mundo de misterios de la serie Stranger Things.

Los hermanos Duffer crecieron en los años 80. Como buenos futuros cineastas, se atiborraron de las películas del momento, dominadas en buena medida por la ciencia ficción de Steven Spielberg, los despertares adolescentes de John Huges y el horror de Stephen King. Así como Quentin Tarantino suele enumerar las influencias de cada uno de sus films, los Duffer no esconden la inspiración de películas como E.T., The Goonies o Poltergeist para concebir una serie que parece sacada de una cinta de Betamax de hace unos 30 años, aunque con el valor de producción de los tiempos actuales.

Winona Ryder tiene un encuentro cercano.
Stranger Things se desarrolla durante algún momento de la década de los ochenta en el tranquilo pueblo suburbano de Hawkins, de esos que suelen ser atacados por Gremlins o atormentados por Freddy Krueger. Un cuarteto de amigos juegan a Dungeons & Dragons en el sótano de casa de Mike Wheeler (Finn Wolfhard), debatiendo la mejor estrategia para vencer a un Demogorgon. La discusión es cándida e intensa hasta que la mamá de Mike interrumpe y manda a todo el mundo a casa. Lucas (Caleb McLaughlin) y Dustin (Gaten Matarazzo) llegan a sus hogares sin problema, pero Will Byers (Noah Schnapp) desaparece en medio de la noche.

Al día siguiente, Joyce Byers (Winona Ryder) y su hijo mayor, Jonathan (Charlie Heaton) se percatan de la ausencia de Will. En poco tiempo, el alguacil Jim Hopper (David Harbour) y el pueblo entero de Hawkins se encuentran en la búsqueda del niño desaparecido. Joyce presiente que algo extraño ha sucedido, y a medida que la investigación se vuelve infructuosa, su desesperación escala. Todo cambia cuando Joyce parece recibir un mensaje del más allá, producto de tenebrosos impulsos eléctricos que encienden y apagan las luces de su casa. Will parece estarse comunicando con su madre, o alguien más está tratando de decirle algo.

El otro lado de la historia nos ubica en el misterioso Laboratorio Nacional de Hawkins, encabezado por el Dr. Martin Brenner (Matthew Modine), de donde parece haber escapado una espantosa bestia que despacha a un pobre científico de un sólo zarpazo. Sin embargo, la bestia no es lo único que sale del laboratorio. Durante la búsqueda de Will, sus amigos encuentran en el medio del bosque a una niña escuincle de cabello rapado (Millie Bobby Brown), quien luce desorientada y, quizás, maltratada. Los chicos la esconden en el sótano de casa de Mike y le dan el apodo de Eleven, o Elle, debido al número 011 tatuado en su antebrazo. Elle podría ser la pieza clave para encontrar a Will, o la responsable de su desaparición.



La interacción de los niños es el centro emocional de la historia, y la elección del elenco infantil no pudo ser mejor. Eleven es la revelación de la serie, gracias a una interpretación maravillosa por parte de Millie Bobby Brown, tan vulnerable como letal según las circunstancias. El trío de Mike, Lucas y Dustin resulta completamente convincente en su rol de nerds intentando resolver el misterio de la desaparición de su amigo, y la llegada de Elle al grupo sacude y pone en riesgo su amistad. Otro dúo interesante es el de Jonathan y Nancy (Natalia Dyer), los hermanos mayores de Will y Mike, quienes también intentan encontrar a Barb (Shannon Purser), un personaje que con sólo haber aparecido en dos episodios ya posee una legión de fanáticos en internet.

No contento con esto, los adultos también llevan la batuta. David Harbour le aporta una dimensión importante al alguacil Hopper, quien carga con su propia tragedia sobre los hombros. Asimismo, Winona Ryder regresa a la (pequeña) pantalla luego de varios años sabáticos, y su participación en la serie no puede ser más acertada. Ryder interpretó a la adolescente perenne a finales de los ochenta y principios de los noventa, por lo que da gusto verla en forma dentro de un papel distinto, producto de su madurez. Por último, Matthew Modine es el único que no sale muy bien parado, pues su rol de villano necesitaba de un mejor enfoque para ejercer suficiente contrapeso ante un personaje tan poderoso como Eleven.

Barb. Forever.
Los hermanos Duffer no buscaron recrear el look de los años ochenta, sino el de las películas de dicha década. Cada personaje parece familiar, como la hermana pequeña de Mike, que pareciera ser un clon de Drew Barrymore, o el bully de la secundaria, Steve (Joe Kerry), patán ensimismado y amor platónico de Nancy. La escuela secundaria, la estación de policías, el bosque tenebroso... A medida que los aspectos paranormales de la trama cobran fuerza, estos lugares y personajes familiares adquieren matices frescos que nos transportan a una era de mayor ingenuidad, donde la aventura se encontraba a la vuelta de la esquina. No por esto se puede considerar a Stranger Things como una serie para niños, pues también contiene elementos de terror, pero el balance entre miedo y humor es bastante equilibrado. El toque de gracia está en la musicalización, compuesta con sintetizadores y acompañada de los sonidos de bandas como The Clash, así como una introducción sencilla pero muy apta para ubicarnos en el mood de la época.

Con tan sólo 8 episodios, Stranger Things parece un film extendido más que una serie de televisión tradicional. Es posible distinguir los elementos estructurales de un guión cinematográfico, con giros y subtramas que alimentan el arco narrativo principal, pero no faltan los clásicos cliffhangers al final de cada episodio. Luego de una resolución satisfactoria, los hermanos Duffer no resistieron la tentación de desatar un par de cabos antes de rodar los créditos. El éxito de Stranger Things ya ha garantizado la realización de una segunda temporada, algo nada despreciable luego de que la serie se convirtiese en la gran sorpresa de este verano.

Puntuación: 4,50 de 5.


viernes, 2 de septiembre de 2016

STAR TREK BEYOND: Un film televisivo, en el buen sentido de la palabra

Spock y Dr. McCoy, la pareja dispareja.
Este año se celebra el 50 aniversario desde la primera vez que el USS Enterprise tomó vuelo ante los ojos del mundo. Star Trek es un fenómeno de fervientes fanáticosmuchas veces menospreciados por la cultura pop, a la cual le resulta más digerible una saga como Star Wars, enfocada en las peleas con sables de luz y no en la exactitud de las leyes de la física. En 2009, los trekkies se regodearon de alegría cuando J.J. Abrams resucitó las historias del Capitán Kirk (Chris Pine) y Spock (Zachary Quinto) con el reboot titulado Star Trek, y su continuación, Star Trek: Into Darkness, en 2013. Como es conocido, Abrams pasó los últimos años relanzando, justamente, una nueva trilogía de Star Wars, por lo que cedió su puesto detrás de cámaras al director Justin Lin, quien nos trae ahora Star Trek: Beyond, la tercera historia de este nuevo grupo de millenials del Enterprise.

El mejor elemento de esta versión de Star Trek ha sido su elenco, cuyo sentido de camaradería ha destilado dosis esenciales de simpatía para atraer a las audiencias no familiarizadas con personajes como Scotty (Simon Pegg), Sulu (John Cho) o Chekov (Anton Yelchin). El guión, de Simon Pegg y Doug Joung, se nutre de este legado para homenajear los 50 años de esta franquicia con un sacudón a la fórmula de los filmes anteriores, por lo cual el film parece un episodio de televisión extendido, donde los protagonistas se dividen en parejas o grupos inusuales y se enriquece aún más la interacción entre todos.

¨Beam me up, Jaylah.¨
La amenaza en esta ocasión proviene del villano Krall (Idris Elba), ser de un planeta desconocido que destruye al USS Enterprise mediante una impresionante emboscada donde perecen más camisas rojas que de costumbre (en Star Trek, vestir el uniforme rojo es sinónimo de una muerte anónima). Por desgracia, Krall carece de dimensión hasta el último tercio de historia, donde se revelan los motivos de su sed de venganza en contra de la Federación. Además, las gruesas capas de maquillaje sobre Idris Elba le impiden al actor lucirse en su rol de villano.

Los sobrevivientes del ataque deben abandonar la nave y aterrizar en el misterioso planeta, donde quedan esparcidos por todo el territorio. Es lógico asumir que eventualmente se reunirán, pero la interacción inesperada entre varios personajes producen los momentos más entretenidos del film. El mal humor del Dr. McCoy (Karl Urban) se vuelve hilarante ante el pragmatismo de Spock, al tiempo que Kirk cuestiona su capacidad de liderazgo frente al joven Chekov. Scotty se topa con una guerrera nativa llamada Jaylah (Sofia Boutella, irreconocible bajo un maquillaje de primera), mientras que Sulu y la teniente Uhura (Zoe Saldana), el dúo menos interesante, intentan no dejarse atrapar.




Ciertamente, Beyond cuenta con más escenas de acción que de costumbre, producto del cambio de director y la experiencia de Justin Lin con los filmes de Fast and Furious, pero la ejecución de éstas es impecable y posee el peso dramático suficiente para no generar cansancio. Además, Lin posee un instinto natural para balancear el uso de efectos digitales con acrobacias reales y el empleo de un ingenioso diseño de producción, lo que vuelve a este universo más palpable que nunca.

Beyond también tiene la misión de rendir tributo a Leonard Nimoy, debido a lo cual los guionistas decidieron integrar el fallecimiento del viejo Spock a la historia. Aunque es algo confusa en términos lógicos, la pérdida se convierte en un punto de quiebre dentro del arco narrativo del joven Spock, una decisión osada pero efectiva para honrar a la figura más icónica del fenómeno de Star Trek. Por otro lado, Lin tuvo que retornar a la sala de edición a último momento para homenajear también al fallecido Anton Yelchin, quien murió trágicamente semanas antes del estreno del film. Ambas pérdidas son manejadas de forma respetuosa y demuestran el cariño sincero que existe dentro de este elenco.
Chris Pine y el fallecido Anton Yelchin.
Luego de tres películas, la tripulación del USS Enterprise se encuentra más cómoda que nunca dentro de sus respectivos papeles. Aunque Star Trek no lo ha convertido en la estrella que merece ser, Chris Pine entrega todo de sí en cada uno de estos filmes. Su Capitan Kirk es mucho más cautivador que el de William Shatner, pero algunos puristas no estarán de acuerdo con esta afirmación. Por su parte, el Spock de Zachary Quinto continúa buscando su autenticidad dentro de un rol básicamente insuperable, más no es culpa del actor el tener que llenar zapatos tan grandes. Tras 50 años de aventuras en la frontera final, estos personajes continúan con mucho que ofrecer.

Puntuación: 4 de 5.

viernes, 19 de agosto de 2016

SUICIDE SQUAD: Una oportunidad desperdiciada

´Somos malos, es lo que hacemos´.
El universo extendido de películas de DC continúa en terrenos tormentosos con Suicide Squad. Luego de que Batman v Superman recibiese pocos elogios a comienzos de año, muchos asumieron que un film centrado en algunos de los villanos mas populares de DC sería el coadyuvante ideal para recoger los vidrios rotos y armar una serie de películas que al menos se acerquen en calidad al trabajo que Marvel lleva realizando desde hace años. Lamentablemente, Suicide Squad no es el film que retomará el curso de este tren descarrilado, aunque algunos de sus elementos cuentan con el potencial suficiente para ser explorados en películas subsiguientes.

Se presume que los productores entraron en pánico tras la respuesta de la crítica y los fans hacia BvS, debido a lo cual decidieron filmar escenas adicionales para aligerar el tono del film. Además, se editaron dos versiones de la película, sometidas a focus groups para determinar el gusto de la audiencia, de donde salió un corte final que amalgama lo "mejor" de ambas versiones. Es lógico asumir que tantos reajustes comprometieron la visión original del director David Ayer, y los problemas tras bastidores se traducen en una sopa de villanos con muy poca sazón.

El asesino a sueldo con corazón.
Todo comienza bien, con un trío de escenas que presentan a los protagonistas de la historia, cada uno con un distintivo fondo musical: Harley Quinn (Margot Robbie), la retorcida novia de El Guasón (Jared Leto), permanece aislada en una celda tipo jaula al estilo de Hannibal Lecter, donde disfruta hacer malabares cuando no asesina a algún guardia distraído; Deadshot (Will Smith), el asesino a sueldo experto en todo tipo de armas, también se encuentra recluido en prisión, pero anhela volver a encontrarse con su hija Zoe (Shailyn Pierre-Dixon); por último, Amanda Waller (Viola Davis), es quien se encarga de mover el engranaje gubernamental para armar a Task Force X, un equipo de súper villanos que enfrenten las amenazas de aquellos que se salgan del control de la ley (el fuego se combate con fuego, dirían algunos).

A medida que avanza la acelerada primera parte del film, siguen apareciendo nuevos miembros del también llamado Escuadrón Suicida, con resultados inversamente proporcionales al número de villanos. Enchantress (Cara Delevigne) tiene poderes sobrenaturales, Fuego (Jay Hernandez) puede manipular, obviamente, el fuego, Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje) es un hombre/cocodrilo, y Boomerang (Jay Courtney) es un australiano experto en... lanzar un boomerang. Si parece poco, aún falta mencionar a Rick Flag (Joel Kinnaman), el militar encargado de mantener al grupo en cintura, bajo la amenaza de detonar un explosivo en sus cuellos si decidiesen escapar, así como a Katana (Karen Fukuhara), cuya habilidad ya no debe ser difícil de descifrar.
            

Parte del encanto de un film de esta clase yace en mostrar los choques de personalidad que ocurren cuando un grupo tan disímil como éste es obligado a trabajar en conjunto, pero el guión poco se preocupa en mostrar nada de esto. Se asume que los villanos son un buen equipo por ser todos igualmente malos, pero sólo existe química real entre Harley Quinn y Deadshot, gracias a que Margot Robbie y Will Smith emanan el encanto, e incluso la tensión sexual, necesarios para vender la idea de que dos psicópatas se ayuden el uno al otro.

Hablando de psicópatas, la mayor expectativa del film giraba en torno a la interpretación de Jared Leto como el Guasón, pero el personaje tiene un rol tan limitado que resulta injusto juzgar al actor, otra víctima de la intervención excesiva del estudio en la versión final del film. Sus escenas son mayoritariamente flashbacks que explican su relación con Harley Quinn, y al menos lo poco que vemos del Guasón resulta interesante, a pesar de su completa irrelevancia dentro de la trama principal.
Why So Serious? (We wish).
El tono del film es inconsistente. No llega a ser muy irreverente ni particularmente divertido, pero tampoco puede considerarse macabro u oscuro. La edición tampoco ayuda, pues en varias oportunidades cuesta ubicarse en el tiempo y el espacio de lo que ocurre en pantalla. Cuando comienza la misión principal del grupo, no hay nada que distinga a esta aventura de cualquier otra batalla por salvar al mundo, una constante en filmes de súper héroes que pierde mayor atractivo con cada película que intenta repetir la misma hazaña. Los trailers nos hicieron pensar que presenciaríamos una visión distinta y original, pero el resultado no sólo es más de lo mismo, sino una mala versión de más de lo mismo.

En contadas ocasiones a lo largo del film se esconde una película mucho más interesante. Batman (Ben Affleck) aparece en un par de escenas, pero su presencia es percibida a través de los ojos de los villanos. Resulta fascinante ver al caballero de la noche en un rol antagónico, particularmente en la escena junto a Deadshot, pero en lugar de aprovechar la oportunidad para explorar la retorcida psiquis de Harley y El Guasón, hay que presenciar una escena de acción para cumplir con la respectiva cuota de choques y explosiones. Cuando todo termina, queda el consuelo de las buenas interpretaciones de Robbie, Smith y Davis, pero Suicide Squad se queda corta en diversión y maldad, al tiempo que hunde más las expectativas de que este intento de universo cinematográfico no se derrumbe sobre su propia mediocridad.

Puntuación: 2 de 5.


viernes, 1 de julio de 2016

INDEPENDENCE DAY: RESURGENCE - Una franquicia en jaque mate.

Una ciudad cae encima de otra.
"Independence Day" fue la película más popular de 1996. El film convirtió a Will Smith, en estrella de cine y recaudó más de 800 millones de dólares a nivel mundial. Los trailers que mostraban la destrucción de la Casa Blanca capturaron la curiosidad de millones en todo el planeta, mucho antes de que desastres de esa magnitud se convirtiesen en el pan de todos los días de cualquier blockbuster hollywoodense.  Sorprendentemente, una segunda parte no se materializó en los años siguientes a su estreno. Hizo falta esperar 20 años para saber si los extraterrestres volverían a atacar la Tierra, pero al fin está aquí "Independence Day: Resurgence", y el resultado es un desastre en el sentido más literal.

El presidente Whitmore ha vuelto.
Recientemente, "Jurassic Park" y "Star Wars" han lanzado secuelas que fungen también como reboots de sus respectivas franquicias, pues recrean los elementos más conocidos de los filmes originales y los colocan bajo nuevos escenarios. En el caso de "Resurgence", el film opta por copiar casi todos los momentos memorables de "Independence Day", pero sacrifica cualquier tipo de coherencia, en pro de mostrarnos que cuenta con el doble del presupuesto para generar toda la destrucción que el director Roland Emmerich aún tenía guardada en su mente, después de haber dirigido otros films de desastres como "The Day After Tomorrow" y "2012".

Los aliens han regresado, ahora con una nave más grande y poderosa, pero esta vez los humanos estamos listos para combatirlos, pues ahora dominamos la misma tecnología que ellos. Casi todo el elenco original está de vuelta:  David Levinson (Jeff Goldblum) está ahora a cargo del Área 51, mientras que el ex-presidente Whitmore (Bill Pullman), sufre de algún tipo de demencia post-alienígena; también están el Dr. Brakish Okhun (Brent Spiner), quien sobrevivió al ataque que pareció matarlo en el film anterior (sólo lo dejó en coma), y Julius Levinson (Judd Hirsch), el padre de David, que continúa angustiándolo con sus improperios de anciano judío. El gran ausente, por supuesto, es Will Smith, cuyo personaje ahora parece estar dividido entre su valiente hijo, Dylan Hiller (Jessie T. Usher), y el engreído Jake Morrison (Liam Hemsworth), ambos pilotos de aviación y rivales por un conflicto del pasado que nunca recibe mayor desarrollo. Este último está comprometido con Patricia Whitmore (Maika Monroe), la hija del ex-presidente Whitmore y también aviadora.



Hay otra docena de personajes nuevos. Por desgracia, la orgía de efectos especiales y escenas de acción devora el espacio para cualquier tipo de desarrollo que nos permita identificarnos con cualquiera de ellos, antiguos o debutantes. En el film original, Emmerich se tomó el tiempo para establecer las relaciones y conflictos entre cada uno de ellos, por más simples que fuesen. Cuando la destrucción empezó, los efectos especiales trabajaban en función del drama, no a cuestas de éste. En este caso, una ciudad en China es levantada del suelo y luego arrojada encima de Londres, pero la experiencia sólo produce confusión y un completo desapego, ante lo que debería sentirse como una gran tragedia. Al menos, los efectos especiales son de primera y generan un espectáculo visual impresionante, el único elemento que eleva a esta cinta por encima de la total mediocridad.

Jeff Goldblum haciendo lo que Jeff Goldblum hace.
En pro de recrear escenas del primer film, volvemos a ver a un extraterrestre ahorcar a un humano con sus tentáculos detrás de un vidrio, los alienígenas atacan al Área 51, un grupo de personas se infiltra en la nave extraterrestre y alguien se sacrifica a último minuto para vencer a los extraterrestres. De igual forma, el presidente Whitmore da un discurso, una sombra de uno de los mejores momentos del primer film. Mencionar todo esto no tiene la intención de revelar la trama, sino advertir que ya hemos visto una mejor versión de todas estas escenas, y no hay nada nuevo o interesante que las distinga. Para terminar de barrer con cualquier dosis de drama, Emmerich confunde el humor con la parodia. Los zapatos de tacón de Bryce Dallas Howard, que generaron tantas críticas en "Jurassic World", parecen una idea brillante al lado de escenas que parecen sacadas de un mal episodio de Los Tres Chiflados en esteroides.

Por supuesto, "Resurgence" tiene la osadía de dejar las puertas abiertas para una tercera entrega. Los resultados de la taquilla sugieren que esto no va a suceder, pero si Emmerich logra seguir adelante y convierte a "Independence Day" en una trilogía, es posible que no quede nadie con ganas de verla. "Resurgence" mató a una franquicia que debió quedarse con un sólo film.

Puntuación: 1 de 5.


viernes, 24 de junio de 2016

FINDING DORY: Una segunda parte que no olvida su encanto

Dory y su amiga de visión corta, Destiny.

Hace 13 años, Pixar trajo al mundo la historia de Nemo (Alexander Gould), el pez payaso de aleta diminuta que se separó por accidente de su temeroso padre, Marlín (Albert Brooks), y del viaje que éste emprendió en su búsqueda con la ayuda de Dory (Ellen DeGeneres), un pez cirujano con falta de memoria de corto plazo. "Finding Nemo" fue un estruendoso éxito que a través de los años ha permanecido en el recuerdo colectivo mediante merchandising, atracciones en parques temáticos y constantes ventas en DVD. Una secuela, por ende, era un tiro al piso, pero el director Andrew Stanton no estaba tan convencido de regresar a este mundo marino. Fue durante una proyección de 'Nemo' en 3D, en 2011, que Stanton empezó a merodear alrededor de la idea para una segunda parte, y ese momento de inspiración lo trajo de vuelta a su hogar creativo en Pixar, donde también co-escribió los tres films de "Toy Story" y dirigió "Wall-E".

Dory bebé junto a sus padres.
Como su título lo indica, "Finding Dory" voltea la premisa del primer film y convierte a Dory en el pez perdido. Al igual que en 'Nemo', la historia comienza con un flashback, esta vez con una adorable Dory bebé (Sloane Murray) junto a sus padres, Jenny y Charlie (Diane Keaton y Eugene Levy), quienes intentan entrenar a Dory para que no se aleje de casa, pues podría olvidar el camino de regreso. Evidentemente, el plan no funciona. Dory desaparece en el océano hasta que en su adultez se topa con Marlín e inicia la aventura que ya conocemos. El presente de esta secuela se ubica un año después del film anterior, con Dory viviendo felizmente en el coral junto a Nemo (ahora con la voz de Hayden Rolence), Marlín y el resto de sus amigos. Durante un instante de lucidez, Dory recuerda a sus padres y se empeña en salir a buscarlos, esta vez con la ayuda de Marlín y Nemo.

El viaje lleva al trío marino desde Australia hasta California, cortesía de un aventón de la tortuga Crush (con la voz del propio Stanton) a través de la corriente de Australia Oriental. Los tres llegan al Instituto de Vida Marina, un acuario ecológico donde habitan cientos de especies marinas mientras son rehabilitadas para ser devueltas al océano. Sin quererlo, Dory es atrapada por trabajadores del instituto y es llevada a la zona de cuarentena, por lo que Nemo y Marlín deben acudir en su búsqueda. 



Al igual que el film anterior, a partir de aquí la historia se divide entre el pez perdido y los peces rescatadores, con la diferencia de que Dory no permanece estática, sino que también enfrenta múltiples retos dentro de las aguas desconocidas del instituto. El primer amigo que encuentra es Hank (Ed O'Neill), un pulpo malgenioso que no tiene ningún deseo de volver al mar y promete ayudar a Dory a cambio de su etiqueta de cuarentena. Hank es el personaje nuevo más encantador del film, no sólo por la característica voz de O'Neill, actor de "Modern Family" y "Married With Children", sino por la creatividad con que los animadores recrean el movimiento de sus tentáculos y su capacidad de camuflaje sobre cualquier superficie.

Marlín y Nemo tienen su propia aventura.
Marlín y Nemo también se topan con varios personajes coloridos, entre ellos un par de leones marinos (Idris Elba y Dominic West), algo genéricos, y con un pájaro no parlante llamado Becky, bastante divertido. Aunque su lado de la historia no deja de ser entretenido, la travesía de padre e hijo es menos interesante que la de Dory, pues carece de peso dramático en comparación con la búsqueda de identidad que definirá, o no, el encuentro de Dory con su familia. Sin embargo, el sentido de aventura se balancea entre ambas historias. Otros personajes de peso son la miope tiburón ballena, Destiny (Kaitlin Olson), y la insegura beluga Bailey (Ty Burrell), cuyo sonar parece estar averiado, ambos dignos reemplazos ante la ausencia de Bruce (Barry Humphries), el tiburón vegetariano del film anterior. Incluso Sigourney Weaver nos brinda varios momentos de risa con sólo hablar por un parlante.

El climax de 'Dory' se sale un poco de las manos de Stanton y su co-director, Angus MacLane, en pro de contar con una escena de acción excesivamente elaborada, un mal menor cuando se cuenta con un elenco tan encantador como el que ofrece esta segunda parte. Hubiese sido fácil para Stanton rehacer el primer film con el mismo grupo de personajes y algunos chistes nuevos, pero aunque la premisa inicial de esta secuela sea similar, rápidamente adquiere identidad propia, e incluso explica algunos elementos familiares de la historia, como la razón por la cual Dory habla cetáceo. El guión de "Finding Dory" enaltece de forma más evidente a las personas discapacitadas y resalta de nuevo la importancia del amor familiar, natural o adquirido, para superar cualquier obstáculo. Además, el encanto del trío protagónico permanece intacto, y la mayoría de los nuevos personajes encajan con facilidad dentro de este colorido mundo. 

Puntuación: 4,25 de 5.


viernes, 17 de junio de 2016

CAPTAIN AMERICA: CIVIL WAR - Team Cap vs Team Iron Man

'Team Cap' listo para pelear.
El Capitán America solía ser un soldado insigne. Su paso por la Segunda Guerra Mundial fue el de un ferviente seguidor de órdenes, y fue la primera oportunidad que el escuincle Steve Rogers (Chris Evans) tuvo para demostrar su gallardía. Después de permanecer congelado por varias décadas, su noción del deber le permitió continuar en el bando de los buenos, aún cuando la mayoría de sus compañeros de S.H.I.E.L.D. se pasaron al lado oscuro de Hydra. Asimismo, su rectitud lo convirtió en líder de los Vengadores, junto a quienes derrotó una amenaza alienígena y un ejército de robots asesinos.

Desde un principio, la rectitud de Cap le provocó dolores de cabeza a Tony Stark (Robert Downey Jr.), rebelde sin causa y playboy multimillonario con poca tolerancia hacia quien le contradiga. Pero el ego de Stark fue responsable de la destrucción de Sokovia a manos de Ultron (James Spader), y el mundo ve ahora a los Vengadores bajo una luz más oscura. Al comienzo de "Captain America: Civil War", parte del equipo se encuentra en Lagos, Nigeria con la misión de evitar el robo de un arma biológica. Cuando un atacante sorpresa desconcierta al grupo, Scarlet Witch (Elizabeth Olsen) provoca accidentalmente una explosión al lado de un rascacielos, la cual sin duda deja varios muertos. La misión es exitosa, pero el daño colateral se vuelve inaceptable.

Bucky Barnes y Tony Stark no se agradan.
Aquí entra en escena el Secretario de Estado, Thadeus Ross (William Hurt), a quien no veíamos desde "The Incredible Hulk". Ross quiere regular las actividades de los Vengadores, ya que no parecen rendir cuentas a nadie a pesar de la nobleza de sus acciones. El secretario le ofrece al grupo firmar el 'Tratado de Sokovia', un documento que regularía todas sus actividades bajo la supervisión de la ONU. La idea le parece conveniente a Stark, consciente del daño que sus acciones han provocado, pero Cap ve en el tratado una herramienta para erradicar a los Vengadores bajo innumerables capas de burocracia. Todo empeora cuando la firma del tratado acaba en tragedia y el responsable parece ser Bucky Barnes (Sebastian Stan), nada menos que 'Winter Soldier' y el mejor amigo de Capitán America.

Con intención o no, Cap se convierte en fugitivo de la justicia al ayudar a Bucky a escapar, aunque el misterioso Black Panther (Chadwick Boseman) les sigue la pista para cobrar venganza por el ataque. Eventualmente se forman dos bandos de superhéroes, "Team Cap" y "Team Iron Man", dando lugar a la mejor batalla entre héroes jamás vista. Por un lado, Capitán America cuenta con Falcon (Anthony Mackie), Bucky, Hawkeye (Jeremy Rennner), Ant-Man (Paul Rudd) y Scarlet Witch; mientras que Iron Man tiene a Black Panther, War Machine (Don Cheadle), Black Widow (Scarlett Johansson), Vision (Paul Bettany) y, cerrando con broche de oro, al rebooteado Spider-Man (Tom Holland), que hace su entrada triunfal al universo cinematográfico de Marvel.



La pieza de acción central de "Civil War" es por demás entretenida, en parte porque enfrentar a los héroes entre sí resulta más interesante que un nuevo intento por salvar al mundo, pero también porque resulta difícil escoger un bando cuando ambas partes contienen personajes queridos y los matices del conflictos son mucho más grises.

A pesar del abultado reparto, los directores Joe y Anthony Russo se encargan de que cada héroe cuente con un momento estelar. Black Panther tiene un tiempo considerable en pantalla, decisión conveniente en vista de que el héroe contará con su propio film en el futuro, y la aparición de Spider-Man, aunque breve, nos ayuda a olvidar casi por completo el último film con Andrew Garfield. Ant-Man también brinda varias risas y un momento particularmente memorable dentro de la batalla principal, mientras que Falcon demuestra más que nunca que es el mejor sidekick de Cap.

El nuevo Spider-Man.
Aunque parezca otra cinta de los Vengadores, "Civil War" gira en torno a Capitán America y su deseo de proteger a Bucky. El problema yace en que las intenciones de Cap entran directamente en conflicto con las de Tony. De hecho, no es difícil entender los motivos que colocan a Iron Man del otro lado de la balanza, no sólo por la convincente interpretación de Robert Downey Jr., sino porque los hechos ocurridos a lo largo de una docena de films han generado consecuencias devastadoras para los simples mortales del planeta.

El guión también abre espacio para un villano llamado Zemo (Daniel Brühl), el cual se habría beneficiado de dos o tres escenas más que explorasen sus intenciones con mayor profundidad, pero a pesar de ésto deja una huella importante dentro de la telaraña de conflictos que conecta a los filmes anteriores y futuros. El último acto altera de forma permanente al equipo de Vengadores que hasta ahora conocíamos, y este universo de películas se nutre como resultado de esta guerra de héroes. "Civil War" es un film mucho más balanceado que "Avengers: Age of Ultron" y uno de los mejores de esta expansiva saga.

Puntuación: 4,75 de 5.


viernes, 13 de mayo de 2016

ELVIS & NIXON y MILES AHEAD: Las interrogantes en torno a dos iconos musicales

El único registro del encuentro entre Elvis y Nixon.
Sobre las grandes personalidades de las artes se han hecho infinitas cintas biográficas. Siempre es un reto resumir la vida entera de un ser humano en un par de horas, lo cual frecuentemente resulta en historias que apenas tocan la superficie de lo que representa el legado de la figura en cuestión. Dos películas recientes intentan un enfoque opuesto, para lo cual ubican a iconos como Elvis Presley y Miles Davis en momentos de sus vidas sobre los cuales poco se conoce, pero que despertaron curiosidad suficiente en sus realizadores para traer estas historias a la pantalla.

De cuando Elvis Presley conoció a Richard Nixon
"Elvis & Nixon" narra los entretelones de un encuentro entre Elvis Presley (Michael Shannon) y el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon (Kevin Spacey). Sólo existe una fotografía de dicha reunión, pero se desconoce cómo fue la interacción entre ambos. Según el film, el Rey del Rock n´ Roll decidió visitar la Casa Blanca en diciembre de 1970, con la intención de ponerse al servicio del gobierno norteamericano para posar como agente encubierto y proteger a la juventud de las drogas. La motivación de Elvis no parece tener mucho sentido, pero es el motor que mueve a este solitario ícono, a quien la fama ya no parece satisfacer como lo hacía en sus mejores años.

Michael Shannon y Kevin Spacey.
La elección de Michael Shannon para interpretar a Elvis es sin duda arriesgada, pues el actor no posee ningún parecido físico con Presley. Durante una escena en la sala de espera de un aeropuerto, un par de imitadores de Elvis confunden al Rey con otro imitador más, momento que no logra el humor deseado sino cierta confusión, la cual no deja de distraer a lo largo de toda la cinta. Sin embargo, Shannon es un gran actor y le aporta un grado de melancolía al papel que ayuda a vender su versión de Elvis.

Hubiese sido interesante explorar con mayor profundidad las causas del vacío que el cantante intentaba llenar, pero el guión se dedica a desarrollar personajes que palidecen a su lado. Su mejor amigo y ex-asistente, Jerry (Alex Pettyfer), se debate entre volver a un mundo de giras y fiestas o comprometerse con su novia, mientras que su segundo asistente, Sonny (Johnny Knoxville) sólo existe para brindar algo de humor. En el lado de la Casa Blanca la dinámica es algo más interesante, con dos miembros del staff de Nixon (Colin Hanks y Evan Peters) intentando convencer al testarudo presidente de que asociarse con Elvis beneficiaría su deteriorada imagen dentro de la juventud.

El Richard Nixon de Kevin Spacey posee un papel mucho más secundario y permanece ausente durante largos trechos de la historia, pero Spacey demuestra en pocas escenas que no necesita de un maquillaje complejo para captar la gesticulación característica del polémico ex presidente. Cuando finalmente ocurre el encuentro entre ambas figuras, el film de la directora Liza Johnson muestra dejos de genialidad, pero la espera entre el aperitivo y el plato principal del guión es demasiado larga para justificar un largometraje.

Miles Davis, el genio deprimido
Don Cheadle es Miles Davis.
El actor Don Cheadle es un fan autoproclamado de Miles Davis, uno de los iconos del jazz en el siglo 20 que además pertenece al Salón de la Fama del Rock n'Roll. Cheadle no sólo interpreta a Davis sino que también dirige el film "Miles Ahead", donde cuenta las desventuras del cantante durante un período silente de su trabajo, en el cual se presume que sufrió una severa depresión y de adicción a las drogas. El guión empareja a Davis con un periodista ficticio de la revista Rolling Stone llamado Dave Brill (Ewan McGregor), quien desea entrevistarlo para descubrir los motivos de su ausencia ante el ojo público.

La trama también explora el matrimonio de Davis con Frances Taylor (Emayatzy Corinealdi) un par de décadas antes, lo cual busca explicar la soledad del artista debido a la ausencia de su esposa, por motivos que se revelan a medida que la historia avanza. La actriz brinda la interpretación más conmovedora del  film, pintando a Taylor como una mujer fuerte que no se deslumbra por la fama de su esposo, aunque el precio de ésta afecta inexorablemente su matrimonio.

¿Miami Vice?
El factor discordante del guión es la preponderancia que recibe el personaje de McGregor, quien se convierte en una especie de sidekick de Davis cuando entra en escena un mafioso que intenta robar una cinta secreta del cantante. Esta sub-trama se convierte en el centro del tercer acto y roba al film de tiempo que pudiese haber explorado otras facetas musicales de Davis, aunque la historia nunca deja de ser envolvente a pesar de esto.

El ancla del film es Cheadle, quien se entrega en cuerpo y alma al interpretar a Davis. Desde su característico tono de voz suave y carrasposo hasta su largo y descuidado cabello, es difícil imaginar a otro actor en este papel. El trabajo de Cheadle también deslumbra detrás de cámaras, con una puesta en escena impecable, acompañada de una cinematografía granulada que emula un look de films policiales de los años 70 y una edición creativa y frenética, a tono con el ritmo de la historia.

¿Retratos Definitivos?
Entre los dos filmes, "Miles Ahead" ahonda con mayor profundidad en la psiquis de un artista perturbado, mientras que "Elvis & Nixon" se queda en la superficie de lo que pudo haber sido una exploración fascinante del carácter de dos figuras prominentes. Ninguna de las dos cintas puede considerarse biográfica, pues especulan en torno a hechos de los que muy poco se conoce, pero la cinta de Don Cheadle lleva la delantera gracias a su osadía y pasión por su objeto de estudio.

Puntuación - Elvis & Nixon: 3 de 5 / Miles Ahead: 4 de 5.

 

viernes, 22 de abril de 2016

THE JUNGLE BOOK: "Busca lo, más vital nomás."

Mowgli y Baloo.
En los últimos años, Disney ha optado por recrear algunas de sus películas animadas más populares con actores de carne y hueso. Todo comenzó en 2009 con la "Alice in Wonderland", de Tim Burton, a la cual le siguieron "Maleficent" en 2014 y "Cinderella" en 2015. El turno ahora le corresponde a "The Jungle Book", quizás la opción más osada dentro de este nuevo nicho. ¿La razón? El film de 1967 sólo cuenta con un personaje humano, mientras que el resto del elenco consiste en una gran variedad de especies animales.

El reto de dirigir esta adaptación lo asumió Jon Favreau, director de  "Iron Man" y "Chef", y los personajes animados a mano se convirtieron en personajes digitales. No contento con esto, Favreau optó por también recrear digitalmente los vistosos paisajes y escenarios de la jungla, por lo cual el único elemento humano dentro del film es Mowgli (Neel Sethi), el niño que fue rescatado por la pantera Bagheera (Ben Kingsley) y creció dentro de una manada de lobos. De esta forma, la labor técnica y artística de "The Jungle Book" recrea un mundo artificial evocativo de films como "Life of Pi" y "Avatar", con el añadido de un elenco de voces escogido a la medida de cada uno de los miembros de esta nueva y actualizada jungla.

Shere Khan.
Favreau es un fan declarado del film original, pero adaptar un largometraje animado, estrenado hace casi 50 años, le obligó a hacer algunos ajustes a la trama y al tono de la historia. A diferencia del Mowgli anterior, que solía meterse en problemas por su actitud arrogante ante los peligros de la selva, este cachorro humano vive en armonía con la naturaleza. Su manada lo considera un lobo más y es capaz de arreglárselas por sí solo. De hecho, su capacidad de emplear "trucos", como recoger agua con un envase o cortar ramas para tejer soga, intimida al resto de los animales, en particular a su padre, el lobo Akela (Giancarlo Esposito), quien le prohibe demostrar estas habilidades frente a los demás. Sin embargo, el tigre Shere Khan (Idris Elba), marcado en su rostro por la flor roja del hombre, considera al cachorro humano como una amenaza, y le declara la guerra a todo aquel que intente protegerlo. Debido a esto, Mowgli decide marcharse de la manada, a pesar del dolor de su madre, la loba Raksha (Lupita Nyong´o).


Otra diferencia importante es que este film no es un musical, aunque Disney no pudo resistirse de incluir las canciones más populares de la versión original: "The Bare Necessities", interpretada por el oso Baloo (Bill Murray), es recreada de forma bastante fiel, con Mowgli posando sobre el estómago del oso mientras ambos flotan río abajo; mientras que "I Want To Be Like You" le pertenece al Rey Louie (Christopher Walken), un mono gigante que en esta versión actúa más como jefe de la mafia que como un chiflado de la jungla. Ambas canciones, en particular la segunda, generan una ruptura un tanto abrupta en el ritmo de la historia, pero no incluirlas habría generado revuelo entre los fanáticos y las melodías continúan siendo igual de pegajosas. 

El gigante rey Louie.
El peligro permanece latente a lo largo de todo el film, ya sea que provenga de la seductora serpiente Kaa (con la voz, por supuesto, de Scarlett Johansson), o del propio Shere Khan, cuya caracterización lo despoja de todo el encanto del personaje animado y lo convierte en un vil asesino. La onda colorida del film animado es substituida por tonos cálidos que parecen contar la historia en un eterno atardecer, lo cual aviva la emociones pero a la vez contribuye a elevar la tensión. De hecho, hay momentos estresantes que podrían asustar a los más pequeños, pero el rato desagradable vale la pena cuando la historia brinda un mensaje sencillo pero efectivo sobre la importancia de la armonía entre el hombre y la naturaleza.

Mowgli y Bagheera.
Los efectos visuales son impresionantes, bien sea por el realismo de cada una de las criaturas o por los maravillosos paisajes, todos construidos en post-producción. La jungla está poblada por todo tipo de especies y cada criatura parece haber sido diseñada con la misma minuciosidad, sin importar el tiempo que aparezca en pantalla.

En algunos sentidos, el film de Favreau supera al original. El director acudió a la obra escrita de Rudyard Kipling para nutrir al mundo que los personajes habitan, lo cual le permite explorar las normas que rigen a esta sociedad de animales, así como el misticismo de los elefantes, considerados los creadores de la jungla según la mitología selvática. Varios personajes cuentan con un arco narrativo mucho más satisfactorio, sobre todo los padres lobos de Mowgli y el propio Bagheera. Por su parte, el Baloo de Bill Murray preserva el mismo encanto que hizo de este personaje un ícono de la animación. Nadie pidió este remake, pero a veces "mamá naturaleza" simplemente nos regala películas inolvidables como ésta.

Puntuación: 5 de 5.