Buscar este blog

miércoles, 8 de mayo de 2013

NO, CRÓNICA DE UNA ELECCIÓN INGANABLE


La dictadura de Augusto Pinochet, que comenzara en Chile en 1973, tuvo un sorpresivo final cuando en 1988 la presión internacional obligó a su gobierno a realizar un plebiscito donde se le consultaría al pueblo si deseaba su continuidad como gobernante de la nación. Llegar hasta allí, sin embargo, costó las vidas de miles de ciudadanos que durante años se opusieron a su régimen de derecha extrema. La película No, de Pablo Larraín, se enfoca en los meses previos al plebiscito desde un ángulo distinto: la campaña electoral a favor de la opción del No, herramienta clave para el éxito de la oposición en dicho proceso.

René Saavedra, interpretado por Gael García Bernal con acento chileno, es un antiguo exilado político que vuelve a Chile a trabajar como creativo publicitario. Cuando se aprueba la realización del plesbiscito, René es invitado a participar en la campaña por el No, algo que no le agrada a Lucho (Alfredo Castro) su jefe pinochetista que a su vez está involucrado en la campaña por el Sí. Las condiciones de la campaña publicitaria determinaban que cada opción tendría 15 minutos de propaganda en los canales de televisión durante cada noche, por lo que el equipo debía idear y producir contenido para llenar dicho espacio, a pesar de contar con muy bajas probabilidades de éxito.

Promover el concepto de democracia como un producto para el pueblo chileno provoca en un principio el rechazo de los propios partidarios de la izquierda, quienes consideran que la oposición debe aprovechar esos 15 minutos diarios para denunciar los abusos de la dictadura y no para mostrar gente sonriendo, celebrando y divirtiéndose.



Es aquí donde Larraín aprovecha la estética del film, grabado en formato U-matic 3:4, reminiscente a la calidad visual de la televisión en esa década. Buena parte de la historia se enfoca en los tras cámaras de Saavedra y su equipo grabando los anuncios, con el componente adicional de que muchos de los actores son los originales. De igual forma, figuras prominetes que participaron en la campaña participan en la película, aún cuando su edad no corresponde al tiempo en el que la historia se desarrolla. Editar el material grabado por Larraín con el de las cuñas y programas que salieron al aire en ese momento es un recurso utilizado de forma muy inteligente y creativa que le da un sentido de inmediatez y actualidad a la película.

La trama procura abordar todos los puntos de vista posibles, desde el ciudadano común que apoya al gobierno de Pinochet por los beneficios que le proporciona hasta el de los izquierdistas que han perdido todo por su posicion adversa al gobierno. El personaje principal se ubica en terreno un tanto neutral en un principio, enfocado en su trabajo y desentendido del tema político tras habérsele permitido regresar a Chile. Saavedra es quizás el reflejo más fiel del chileno de clase media del momento, viviendo una vida relativamente cómoda pero a costa de hacerse la vista gorda ante los atropellos y abusos oficiales hacia todo el que piense diferente.

La influencia de la cultura pop en la campaña que ayudó a derrocar una dictadura muestra de forma clara que Chile estaba listo para nuevos tiempos, algo que el propio Pinochet tuvo que aceptar. Es poco común que los pueblos acaben con gobiernos opresores, estos usualmente se caen solos, pero gracias a la confianza de unos pocos en abordar la campaña desde una perspectiva progresista, un pueblo resignado despertó para nunca más mirar hacia atrás.

Puntuación: 5 de 5.

Más sobre NO:
- Entrevista a Pablo Larraín durante el Festival de Cine de Nueva York.

No hay comentarios: