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viernes, 30 de septiembre de 2016

DESDE ALLÁ: La distancia como arma narrativa

Alfredo Castro y Luis Silva en Desde Allá.

Armando (Alfredo Castro) no parece un caraqueño común. Habla con un acento foráneo, su rostro inexpresivo lo priva de toda calidez y su pausado caminar lo desconecta del caos de la ciudad. Acostumbra a rondar por la calle con un fajo de billetes, solicitando la compañía de hombres jóvenes que luzcan necesitados. Posee gustos particulares, pues no tiene relaciones sexuales con estos acompañantes, sino que se satisface con sólo observarlos semidesnudos.

Elder (Luis Silva) es uno de estos jóvenes. Trabaja en un taller mecánico y acaba de comprarle un carro destartalado a su jefe, con el sueño de repararlo y tener un vehículo. Pero Elder también es malandro y se redondea robando repuestos junto a una banda de antisociales. Cuando Armando lo lleva a su apartamento por primera vez, Elder lo llama "viejo marico", lo deja sin billetera y con un ojo morado. Sin embargo, el prospecto de continuar ganando dinero fácil incita futuros encuentros entre los dos.

Armando siempre observa 'desde allá'.

El venezolano Lorenzo Vigas debuta con un film atípico para el cine criollo, emocionalmente mucho más retraído que dramas recientes como Azul y No Tan Rosa Pelo Malo, los cuales también exploraban temas de identidad sexual dentro de la cultura machista venezolana. Vigas establece un tono pausado y contemplativo que ara el camino de un relato sórdido, donde dos personajes disímiles se mueven entre el límite de una dinámica paternal y una relación sexual. Castro realiza un trabajo interesante como el estoico Armando, de cuyo pasado y presente poco se sabe, más allá de tener una hermana (Catherina Cardozo), cuya vida parece bastante normal. En contraste, el personaje de Elder emana volatilidad e ira, y Silva es convincente a pesar de no ser un actor entrenado.



El guión mantiene distancia con sus protagonistas, dejando por fuera elementos de la trama para que el espectador los interprete a conveniencia. Vigas opta por no detallar los motivos del odio que Armando siente por su padre, al cual espía desde la distancia una vez que se entera de que éste "ha vuelto", quién sabe de dónde ni por qué. El riesgo de esta decisión creativa está en confundir ambigüedad con profundidad, las cuales no siempre van de la mano. Al intentar dejar un final abierto, el guión opta por sorprender con un giro de último minuto que quedaría mejor en un thriller de misterio, no en un drama pasional donde el foco de la historia es la relación entre una pareja atípica.

Elder y su carro.

La dirección visual de Vigas demuestra ser su mayor fuerte. La composición de planos otorga matices muy interesantes a los lugares más recónditos de Caracas. A veces, el foco abandona los objetos, como si los pensamientos se desvanecieran en el aire. Para esto, Vigas contó con el talento de Sergio Armstrong, director de fotografía de los galardonados filmes chilenos No y La Nana. Adicionalmente, el diseño de sonido juega un rol fundamental dentro del lenguaje sensorial que el director maneja, pues no hay banda sonora alguna.

Es poco probable que Desde Allá se convierta en un éxito comercial dentro de Venezuela, pues su sensibilidad e inspiración proviene del cine europeo, donde es más común que las emociones se contengan. Sin embargo, Vigas ha realizado un trabajo meticuloso que se traduce en una obra artísticamente poderosa, a pesar de que su guión no resulta tan profundo como cree ser. 

Puntuación: 4,25 de 5.









viernes, 16 de septiembre de 2016

STRANGER THINGS: El blockbuster del verano

Lucas, Dustin, Mike y Eleven.
No es nuevo afirmar que la televisión de la última década tiene poco que envidiarle al cine actual. Definir una era dorada de este medio será trabajo de historiadores en el futuro, pero la variedad y calidad de series producidas por cadenas de cable como HBO y la aplicación dominante del streaming, Netflix, han provocado que muchos decidan quedarse en casa en lugar de acudir a las salas de cine. En vista de esto, Matt y Ross Duffer, directores hasta ahora desconocidos, decidieron reducir la brecha entre ambas experiencias, agregando una buena dosis de nostalgia que funge como punto de entrada hacia el mundo de misterios de la serie Stranger Things.

Los hermanos Duffer crecieron en los años 80. Como buenos futuros cineastas, se atiborraron de las películas del momento, dominadas en buena medida por la ciencia ficción de Steven Spielberg, los despertares adolescentes de John Huges y el horror de Stephen King. Así como Quentin Tarantino suele enumerar las influencias de cada uno de sus films, los Duffer no esconden la inspiración de películas como E.T., The Goonies o Poltergeist para concebir una serie que parece sacada de una cinta de Betamax de hace unos 30 años, aunque con el valor de producción de los tiempos actuales.

Winona Ryder tiene un encuentro cercano.
Stranger Things se desarrolla durante algún momento de la década de los ochenta en el tranquilo pueblo suburbano de Hawkins, de esos que suelen ser atacados por Gremlins o atormentados por Freddy Krueger. Un cuarteto de amigos juegan a Dungeons & Dragons en el sótano de casa de Mike Wheeler (Finn Wolfhard), debatiendo la mejor estrategia para vencer a un Demogorgon. La discusión es cándida e intensa hasta que la mamá de Mike interrumpe y manda a todo el mundo a casa. Lucas (Caleb McLaughlin) y Dustin (Gaten Matarazzo) llegan a sus hogares sin problema, pero Will Byers (Noah Schnapp) desaparece en medio de la noche.

Al día siguiente, Joyce Byers (Winona Ryder) y su hijo mayor, Jonathan (Charlie Heaton) se percatan de la ausencia de Will. En poco tiempo, el alguacil Jim Hopper (David Harbour) y el pueblo entero de Hawkins se encuentran en la búsqueda del niño desaparecido. Joyce presiente que algo extraño ha sucedido, y a medida que la investigación se vuelve infructuosa, su desesperación escala. Todo cambia cuando Joyce parece recibir un mensaje del más allá, producto de tenebrosos impulsos eléctricos que encienden y apagan las luces de su casa. Will parece estarse comunicando con su madre, o alguien más está tratando de decirle algo.

El otro lado de la historia nos ubica en el misterioso Laboratorio Nacional de Hawkins, encabezado por el Dr. Martin Brenner (Matthew Modine), de donde parece haber escapado una espantosa bestia que despacha a un pobre científico de un sólo zarpazo. Sin embargo, la bestia no es lo único que sale del laboratorio. Durante la búsqueda de Will, sus amigos encuentran en el medio del bosque a una niña escuincle de cabello rapado (Millie Bobby Brown), quien luce desorientada y, quizás, maltratada. Los chicos la esconden en el sótano de casa de Mike y le dan el apodo de Eleven, o Elle, debido al número 011 tatuado en su antebrazo. Elle podría ser la pieza clave para encontrar a Will, o la responsable de su desaparición.



La interacción de los niños es el centro emocional de la historia, y la elección del elenco infantil no pudo ser mejor. Eleven es la revelación de la serie, gracias a una interpretación maravillosa por parte de Millie Bobby Brown, tan vulnerable como letal según las circunstancias. El trío de Mike, Lucas y Dustin resulta completamente convincente en su rol de nerds intentando resolver el misterio de la desaparición de su amigo, y la llegada de Elle al grupo sacude y pone en riesgo su amistad. Otro dúo interesante es el de Jonathan y Nancy (Natalia Dyer), los hermanos mayores de Will y Mike, quienes también intentan encontrar a Barb (Shannon Purser), un personaje que con sólo haber aparecido en dos episodios ya posee una legión de fanáticos en internet.

No contento con esto, los adultos también llevan la batuta. David Harbour le aporta una dimensión importante al alguacil Hopper, quien carga con su propia tragedia sobre los hombros. Asimismo, Winona Ryder regresa a la (pequeña) pantalla luego de varios años sabáticos, y su participación en la serie no puede ser más acertada. Ryder interpretó a la adolescente perenne a finales de los ochenta y principios de los noventa, por lo que da gusto verla en forma dentro de un papel distinto, producto de su madurez. Por último, Matthew Modine es el único que no sale muy bien parado, pues su rol de villano necesitaba de un mejor enfoque para ejercer suficiente contrapeso ante un personaje tan poderoso como Eleven.

Barb. Forever.
Los hermanos Duffer no buscaron recrear el look de los años ochenta, sino el de las películas de dicha década. Cada personaje parece familiar, como la hermana pequeña de Mike, que pareciera ser un clon de Drew Barrymore, o el bully de la secundaria, Steve (Joe Kerry), patán ensimismado y amor platónico de Nancy. La escuela secundaria, la estación de policías, el bosque tenebroso... A medida que los aspectos paranormales de la trama cobran fuerza, estos lugares y personajes familiares adquieren matices frescos que nos transportan a una era de mayor ingenuidad, donde la aventura se encontraba a la vuelta de la esquina. No por esto se puede considerar a Stranger Things como una serie para niños, pues también contiene elementos de terror, pero el balance entre miedo y humor es bastante equilibrado. El toque de gracia está en la musicalización, compuesta con sintetizadores y acompañada de los sonidos de bandas como The Clash, así como una introducción sencilla pero muy apta para ubicarnos en el mood de la época.

Con tan sólo 8 episodios, Stranger Things parece un film extendido más que una serie de televisión tradicional. Es posible distinguir los elementos estructurales de un guión cinematográfico, con giros y subtramas que alimentan el arco narrativo principal, pero no faltan los clásicos cliffhangers al final de cada episodio. Luego de una resolución satisfactoria, los hermanos Duffer no resistieron la tentación de desatar un par de cabos antes de rodar los créditos. El éxito de Stranger Things ya ha garantizado la realización de una segunda temporada, algo nada despreciable luego de que la serie se convirtiese en la gran sorpresa de este verano.

Puntuación: 4,50 de 5.


viernes, 2 de septiembre de 2016

STAR TREK BEYOND: Un film televisivo, en el buen sentido de la palabra

Spock y Dr. McCoy, la pareja dispareja.
Este año se celebra el 50 aniversario desde la primera vez que el USS Enterprise tomó vuelo ante los ojos del mundo. Star Trek es un fenómeno de fervientes fanáticosmuchas veces menospreciados por la cultura pop, a la cual le resulta más digerible una saga como Star Wars, enfocada en las peleas con sables de luz y no en la exactitud de las leyes de la física. En 2009, los trekkies se regodearon de alegría cuando J.J. Abrams resucitó las historias del Capitán Kirk (Chris Pine) y Spock (Zachary Quinto) con el reboot titulado Star Trek, y su continuación, Star Trek: Into Darkness, en 2013. Como es conocido, Abrams pasó los últimos años relanzando, justamente, una nueva trilogía de Star Wars, por lo que cedió su puesto detrás de cámaras al director Justin Lin, quien nos trae ahora Star Trek: Beyond, la tercera historia de este nuevo grupo de millenials del Enterprise.

El mejor elemento de esta versión de Star Trek ha sido su elenco, cuyo sentido de camaradería ha destilado dosis esenciales de simpatía para atraer a las audiencias no familiarizadas con personajes como Scotty (Simon Pegg), Sulu (John Cho) o Chekov (Anton Yelchin). El guión, de Simon Pegg y Doug Joung, se nutre de este legado para homenajear los 50 años de esta franquicia con un sacudón a la fórmula de los filmes anteriores, por lo cual el film parece un episodio de televisión extendido, donde los protagonistas se dividen en parejas o grupos inusuales y se enriquece aún más la interacción entre todos.

¨Beam me up, Jaylah.¨
La amenaza en esta ocasión proviene del villano Krall (Idris Elba), ser de un planeta desconocido que destruye al USS Enterprise mediante una impresionante emboscada donde perecen más camisas rojas que de costumbre (en Star Trek, vestir el uniforme rojo es sinónimo de una muerte anónima). Por desgracia, Krall carece de dimensión hasta el último tercio de historia, donde se revelan los motivos de su sed de venganza en contra de la Federación. Además, las gruesas capas de maquillaje sobre Idris Elba le impiden al actor lucirse en su rol de villano.

Los sobrevivientes del ataque deben abandonar la nave y aterrizar en el misterioso planeta, donde quedan esparcidos por todo el territorio. Es lógico asumir que eventualmente se reunirán, pero la interacción inesperada entre varios personajes producen los momentos más entretenidos del film. El mal humor del Dr. McCoy (Karl Urban) se vuelve hilarante ante el pragmatismo de Spock, al tiempo que Kirk cuestiona su capacidad de liderazgo frente al joven Chekov. Scotty se topa con una guerrera nativa llamada Jaylah (Sofia Boutella, irreconocible bajo un maquillaje de primera), mientras que Sulu y la teniente Uhura (Zoe Saldana), el dúo menos interesante, intentan no dejarse atrapar.




Ciertamente, Beyond cuenta con más escenas de acción que de costumbre, producto del cambio de director y la experiencia de Justin Lin con los filmes de Fast and Furious, pero la ejecución de éstas es impecable y posee el peso dramático suficiente para no generar cansancio. Además, Lin posee un instinto natural para balancear el uso de efectos digitales con acrobacias reales y el empleo de un ingenioso diseño de producción, lo que vuelve a este universo más palpable que nunca.

Beyond también tiene la misión de rendir tributo a Leonard Nimoy, debido a lo cual los guionistas decidieron integrar el fallecimiento del viejo Spock a la historia. Aunque es algo confusa en términos lógicos, la pérdida se convierte en un punto de quiebre dentro del arco narrativo del joven Spock, una decisión osada pero efectiva para honrar a la figura más icónica del fenómeno de Star Trek. Por otro lado, Lin tuvo que retornar a la sala de edición a último momento para homenajear también al fallecido Anton Yelchin, quien murió trágicamente semanas antes del estreno del film. Ambas pérdidas son manejadas de forma respetuosa y demuestran el cariño sincero que existe dentro de este elenco.
Chris Pine y el fallecido Anton Yelchin.
Luego de tres películas, la tripulación del USS Enterprise se encuentra más cómoda que nunca dentro de sus respectivos papeles. Aunque Star Trek no lo ha convertido en la estrella que merece ser, Chris Pine entrega todo de sí en cada uno de estos filmes. Su Capitan Kirk es mucho más cautivador que el de William Shatner, pero algunos puristas no estarán de acuerdo con esta afirmación. Por su parte, el Spock de Zachary Quinto continúa buscando su autenticidad dentro de un rol básicamente insuperable, más no es culpa del actor el tener que llenar zapatos tan grandes. Tras 50 años de aventuras en la frontera final, estos personajes continúan con mucho que ofrecer.

Puntuación: 4 de 5.