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viernes, 13 de diciembre de 2013
CAPTAIN PHILLIPS: El capitán se hunde con sus secuestradores
Las películas basadas en hechos reales suelen despertar suspicacia cuando pasan por el filtro hollywoodense, amante de romances épicos, acción por doquier y finales felices. Paul Greengrass, director de un par de cintas de la saga de Bourne y de la inolvidable "United 93", suele tener un acercamiento diferente hacia su trabajo. Su sello característico es la cámara en mano, personaje omnisciente que ubica al espectador en el mismo plano, usualmente caótico, de los protagonistas. Su técnica le aporta a sus obras un estilo documentalista, ideal para contar historias como la de "Captain Phillips", película basada en el secuestro de un barco norteamericano, ocurrido en 2009 en la costa marítima de Somalia.
La estética, sin embargo, no es el elemento diferenciador que saca a esta cinta del molde comercial, aún cuando cuenta con los elementos necesarios para captar a todo tipo de audiencia. La historia de Richard Phillips (Tom Hanks), capitán del barco de carga MV Maersk Alabama, no se enfoca sólo en los ¨buenos¨ de la trama, sino que muestra también la perspectiva de los secuestradores, a través de los ojos del líder Muse (Barkhad Abdi) y su trío de secuaces. Por encima de lo repudiable de sus acciones, los piratas somalíes no son menos rehenes que la tripulación del barco, pues deben rendir cuentas a quienes controlan sus operaciones criminales.
Es gracias a la humanización de ambos lados que Greengrass ha creado un thriller como pocos, colocándonos en medio del océano en una situación donde cualquier error marca la diferencia entre vivir o morir. La dinámica entre Phillips y Muse, ambos capitanes de sus grupos y con una misión que cumplir, permite que dos hombres de orígenes totalmente distintos negocien y, hasta cierto punto, se entiendan. Ésto no los hace iguales pero sí los coloca en un mismo plano. Philips es un hombre que intenta atenerse a las normas dentro de una situación impredescible, todo con el propósito de resguardar a su tripulación y deshacerse de sus captores con la mayor prisa posible. Por su parte, Muse desea sacar la mayor ganancia económica para garantizar su supervivencia y la de sus compañeros.
Hanks interpreta a Phillips sin vestigios de heroísmo. Este es su papel más exigente en más de una década, en la cual se ha dedicado en paralelo a producir y dirigir. El somalí Barkahd Abdi es una revelación en la cinta, dominando la pantalla con seguridad y siempre a la altura de su co-protagonista, a pesar de no tener experiencia previa como actor. Dedicar un poco más de tiempo a Muse como personaje hubiese abierto la puerta a una historia un tanto más profunda, pero el ritmo natural de un film de este tipo da poco espacio para diálogos largos o expositivos.
El acto final da lugar a una situación aún más tensa y complicada para Phillips y sus secuestradores, permitiendo al director manejarse con experticia en secuencias con múltiples escenarios y personajes, todas enfocadas en resolver la situación de rehenes de la forma que sea necesaria. Las impactantes tomas abiertas que muestran gigantescas embarcaciones son editadas junto a planos íntimos y frenéticos de los personajes, demostrando cómo una operación, ilegal pero no ajena para sus ejecutores, se convierte en un conflicto internacional en cuestión de horas. Quedará de parte de los involucrados determinar si la historia se apega a la realidad, pero la autenticidad detrás de su realización se refleja en una excelente obra de suspenso, con final hollywoodense incluído.
Puntuación: 4.5 de 5.
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