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viernes, 3 de febrero de 2017

HIDDEN FIGURES: Heroínas extraordinarias en un film convencional

Katherine, Dorothy y Mary.
Hay historias que necesitan ser contadas para mostrar al mundo la capacidad del ser humano de superar barreras y perdurar por encima de las dificultades. Otras, relatan momentos vergonzosos para la sociedad y nos invitan a reflexionar sobre errores del pasado. No hay historia que encaje mejor dentro de estos parámetros que la de Katherine G. Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson, tres mujeres afroamericanas que jugaron un rol indispensable en el desarrollo del programa espacial de la NASA en la década de los años 60.

Hidden Figures cuenta con el pedigree ideal para regalarnos un film memorable: un elenco principal de primera, encabezado por Taraji P. Henson y Octavia Spencer, junto a la cantante Janelle Monáe; la música de Pharrell Williams y Hans Zimmer; diseños de producción y vestuario que capturan con fidelidad el look de la época; y actuaciones secundarias de Kevin Costner, Kirsten Dunst, Jim Parsons y Mahersala Ali, todos bajo la tutela de un director prometedor como es Theodore Melfi (St. Vincent) y un guión basado en el best-seller con el mismo título. Sin embargo, la suma de estos elementos no se traduce en una película de muchos matices, sino en un film entretenido que se va por el camino seguro.

Katherine no tarda en destacar entre sus compañeros.
El trío protagónico no pudo ser mejor escogido. Taraji P. Henson encarna con mucha tenacidad a Katherine G. Johnson, una genio de las matemáticas que es invitada a participar en el programa espacial debido a que su jefe, Al Harrison (Costner), está siendo presionado por sus superiores para poner un hombre en el espacio antes que los rusos. Esta decisión la convierte en la primera mujer afroamericana dentro de ese equipo, pero el cambio no es bien recibido por ninguno de sus nuevos compañeros. Desde que pone un pie en su nuevo espacio de trabajo, Katherine es menospreciada, en especial por Paul Stafford (Parsons), con quien debe trabajar cercanamente. Además, debe enfrentarse a la incomodidad de su equipo por beber de la misma jarra de café que los demás y cada vez que quiere ir al baño tiene que salir del edificio principal y caminar hasta un edificio anexo para utilizar el baño para mujeres negras.

Por su parte, Octavia Spencer interpreta a Dorothy Vaughan, una calculista que aspira a recibir un ascenso a supervisora, pero cuyas aspiraciones se ven truncadas por su jefa, Vivian (Dunst), quien se considera de manos atadas porque no hay precedente alguno de una mujer de color en tal posición. Con la llegada de una súper computadora IBM, capaz de realizar cientos de cálculos en segundos, Dorothy y sus compañeras ven amenazada su estabilidad laboral. Completando al trío protagónico está Mary Jackson (Monáe), quien desea ser la primera mujer ingeniero negra en la NASA, aunque la legislación actual no le permita estudiar tal carrera en una universidad.



El guión se bandea en torno a estas tres historias, conectadas por la amistad que une a Katherine, Dorothy y Mary. Las tres juegan con una estructura similar: mostrar el reto que impide al personaje alcanzar su cometido, seguido de un momento de inspiración, donde cada una se luce frente a su entorno, lo cual genera una reacción positiva en la audiencia gracias a una temática progresista. La fórmula funciona, sin duda, pues en varias oportunidades el público aplaudió el éxito de estas incuestionables heroínas. Sin embargo, en su afán de enaltecer a estas mujeres, indiscutiblemente merecedoras de exaltación, el guión peca en obviar cualquier matiz negativo que contribuya a crear personajes más complejos.

Tras haber perdido a su esposo, Katherine depende de su madre para cuidar a sus tres hijas, quienes nunca expresan ningún tipo de inconformidad ante su ausencia. Más adelante, Katherine conoce al coronel Jim Johnson (Ali), quien eventualmente se convertiría en su esposo. En esta sub trama tampoco existe conflicto y Ali solo juega un papel de pareja ideal, lo cual le impide a la historia profundizar en el indudable estrés que debió significar para Katherine el mantener un balance entre su vida personal y profesional, en tiempos donde se esperaba que la mujer se dedicase exclusivamente a lo primero.

Mary desea entrar a la universidad y estudiar ingeniería.
La historia de Mary cuenta con un menor tiempo en pantalla, gracias a lo cual evita caer en la repetición que debilita el arco de Katherine. Janelle Monáe deja la mejor impresión entre las protagonistas, a pesar de contar con un rol reducido. Octavia Spencer ya ha realizado papeles de este tipo, pero su personaje no deja de ser admirable y brinda los momentos más ligeros, en particular durante  un intercambio entre Vivian y Dorothy hacia el final del film.

Los tonos grises son escasos en los personajes de Jim Parsons y Kirsten Dunst. Stafford rechaza a Katherine porque se siente amenazado por su inteligencia, pero la actuación de Parsons no supera el estereotipo del compañero de trabajo celoso. En cuanto a Dunst, su personaje sólo actúa como muro de contención para Dorothy, sin aportar mayores detalles en torno a su motivación para actuar de esa forma, más allá de la evidente segregación racial de la época. La mejor actuación en el lado antagónico la brinda Kevin Costner, quien se convierte en el mentor de Katherine y logra fijarse en sus capacidades, en lugar del color de su piel.

En general, Hidden Figures brinda una experiencia agradable e inspiradora, pero su mérito yace en el material sobre el cual se basa, mas no en la complejidad de su guión ni en su originalidad artística. Con un poco más de ambición e imaginación, podría llegar a la luna, pero se conforma con salir de la órbita terrestre y regresar sana y salva.

Puntuación: 3,5 de 5.

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