Por Daniel Monserat, cineasta y cinéfilo, @danmonse en tu red social preferida.
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viernes, 24 de junio de 2016
FINDING DORY: Una segunda parte que no olvida su encanto
Dory y su amiga de visión corta, Destiny.
Hace 13 años, Pixar trajo al mundo la historia de Nemo (Alexander Gould), el pez payaso de aleta diminuta que se separó por accidente de su temeroso padre, Marlín (Albert Brooks), y del viaje que éste emprendió en su búsqueda con la ayuda de Dory (Ellen DeGeneres), un pez cirujano con falta de memoria de corto plazo. "Finding Nemo" fue un estruendoso éxito que a través de los años ha permanecido en el recuerdo colectivo mediante merchandising, atracciones en parques temáticos y constantes ventas en DVD. Una secuela, por ende, era un tiro al piso, pero el director Andrew Stanton no estaba tan convencido de regresar a este mundo marino. Fue durante una proyección de 'Nemo' en 3D, en 2011, que Stanton empezó a merodear alrededor de la idea para una segunda parte, y ese momento de inspiración lo trajo de vuelta a su hogar creativo en Pixar, donde también co-escribió los tres films de "Toy Story" y dirigió "Wall-E".
Dory bebé junto a sus padres.
Como su título lo indica, "Finding Dory" voltea la premisa del primer film y convierte a Dory en el pez perdido. Al igual que en 'Nemo', la historia comienza con un flashback, esta vez con una adorable Dory bebé (Sloane Murray) junto a sus padres, Jenny y Charlie (Diane Keaton y Eugene Levy), quienes intentan entrenar a Dory para que no se aleje de casa, pues podría olvidar el camino de regreso. Evidentemente, el plan no funciona. Dory desaparece en el océano hasta que en su adultez se topa con Marlín e inicia la aventura que ya conocemos. El presente de esta secuela se ubica un año después del film anterior, con Dory viviendo felizmente en el coral junto a Nemo (ahora con la voz de Hayden Rolence), Marlín y el resto de sus amigos. Durante un instante de lucidez, Dory recuerda a sus padres y se empeña en salir a buscarlos, esta vez con la ayuda de Marlín y Nemo.
El viaje lleva al trío marino desde Australia hasta California, cortesía de un aventón de la tortuga Crush (con la voz del propio Stanton) a través de la corriente de Australia Oriental. Los tres llegan al Instituto de Vida Marina, un acuario ecológico donde habitan cientos de especies marinas mientras son rehabilitadas para ser devueltas al océano. Sin quererlo, Dory es atrapada por trabajadores del instituto y es llevada a la zona de cuarentena, por lo que Nemo y Marlín deben acudir en su búsqueda.
Al igual que el film anterior, a partir de aquí la historia se divide entre el pez perdido y los peces rescatadores, con la diferencia de que Dory no permanece estática, sino que también enfrenta múltiples retos dentro de las aguas desconocidas del instituto. El primer amigo que encuentra es Hank (Ed O'Neill), un pulpo malgenioso que no tiene ningún deseo de volver al mar y promete ayudar a Dory a cambio de su etiqueta de cuarentena. Hank es el personaje nuevo más encantador del film, no sólo por la característica voz de O'Neill, actor de "Modern Family" y "Married With Children", sino por la creatividad con que los animadores recrean el movimiento de sus tentáculos y su capacidad de camuflaje sobre cualquier superficie.
Marlín y Nemo tienen su propia aventura.
Marlín y Nemo también se topan con varios personajes coloridos, entre ellos un par de leones marinos (Idris Elba y Dominic West), algo genéricos, y con un pájaro no parlante llamado Becky, bastante divertido. Aunque su lado de la historia no deja de ser entretenido, la travesía de padre e hijo es menos interesante que la de Dory, pues carece de peso dramático en comparación con la búsqueda de identidad que definirá, o no, el encuentro de Dory con su familia. Sin embargo, el sentido de aventura se balancea entre ambas historias. Otros personajes de peso son la miope tiburón ballena, Destiny (Kaitlin Olson), y la insegura beluga Bailey (Ty Burrell), cuyo sonar parece estar averiado, ambos dignos reemplazos ante la ausencia de Bruce (Barry Humphries), el tiburón vegetariano del film anterior. Incluso Sigourney Weaver nos brinda varios momentos de risa con sólo hablar por un parlante.
El climax de 'Dory' se sale un poco de las manos de Stanton y su co-director, Angus MacLane, en pro de contar con una escena de acción excesivamente elaborada, un mal menor cuando se cuenta con un elenco tan encantador como el que ofrece esta segunda parte. Hubiese sido fácil para Stanton rehacer el primer film con el mismo grupo de personajes y algunos chistes nuevos, pero aunque la premisa inicial de esta secuela sea similar, rápidamente adquiere identidad propia, e incluso explica algunos elementos familiares de la historia, como la razón por la cual Dory habla cetáceo. El guión de "Finding Dory" enaltece de forma más evidente a las personas discapacitadas y resalta de nuevo la importancia del amor familiar, natural o adquirido, para superar cualquier obstáculo. Además, el encanto del trío protagónico permanece intacto, y la mayoría de los nuevos personajes encajan con facilidad dentro de este colorido mundo.
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