Buscar este blog

sábado, 18 de octubre de 2014

A MOST WANTED MAN: El ocaso del gran Philip Seymour Hoffman

Philip Seymour Hoffman como Günther Bachmann

Antes de su muerte en febrero de 2014, Philip Seymour Hoffman culminó su trabajo en el que sería el último papel protagónico de su carrera. Mirar el film "A Most Wanted Man" con la noción de que Hoffman jamás otorgará otra actuación de alto calibre resulta lamentable, pues el actor demuestra nuevamente por qué era considerado uno de los mayores talentos de su generación.

Hoffman interpreta a Günther Bachmann, un espía alemán que trabaja para una agencia secreta en Hamburgo, encargada de neutralizar amenazas terroristas en la ciudad. Al comienzo del film, un texto introductor explica que los perpetradores de los ataques terroristas del 11 de septiembre recibieron entrenamiento en Hamburgo, por lo que la misión de Bachmann y su equipo es evitar que tales situaciones se repitan.

La llegada a Hamburgo, de forma ilegal, de un inmigrante musulmán checheno llamado Issa (Grigoriy Dobrygin) despierta alarmas, no sólo para Bachmann sino también para la CIA, la cual no tarda en inmiscuirse a través de una agente norteamericana (Robin Wright) que insiste en trabajar con Bachmann, aunque el instinto natural de éste sea desconfiar de ella. Issa pretende cobrar una herencia multi millonaria dejada por su padre, para lo cual acude a un banquero (Willem Dafoe) que comparte lazos de negocios con él. Sin embargo, las intenciones de Issa una vez adquirido el dinero son motivo de preocupación para todos, excepto para una joven abogado y activista llamada Annabel (Rachel McAdams), quien decide asistir a Issa en su proceso de reinserción a la sociedad, pues éste muestra signos de trauma físico y mental y no luce capaz de manejarse por sí solo.



El film está basado en la novela del mismo nombre, escrita por John LeCarre, autor de "Tinker, Taylor, Soldier, Spy" y "The Constant Gardener". El director Anton Corbijn construye un thriller de espionaje que se jacta de mantener un ritmo pausado, donde la tensión se desencadena con meros intercambios de palabras y el diálogo posee más peso que cualquier secuencia de acción. Estéticamente, los tonos son grises y opacos, como las vidas de Bachman y compañía, quienes dedican días y noches a permanecer en el anonimato, comprando voluntades y realizando el trabajo sucio en aras de "hacer del mundo un lugar más seguro", una frase que adquiere distintas connotaciones a medida que la trama avanza. 

El eje emocional de la trama se ubica en la relación entre Issa y Annabel. Es infortuno que McAdams y Dobrygin carezcan de la química necesaria para conformar una relación romántica creíble, aunque en esta historia de traiciones y engaños hay poco espacio para momentos color de rosa.  La historia pone a prueba la confianza que puede existir entre seres de mundos distintos cuando la intuición dice una cosa pero la realidad parece ser diferente.

Bachmann, por su parte, es el epicentro de la historia. Su rostro ojeroso y sobrepeso evidente muestran el desgaste provocado por su profesión, mientras que el alcohol funge como único escape dentro de un oficio que no ofrece horas de descanso ni muestras de agradecimiento por un trabajo exitoso. Hoffman aporta a su personaje una obsesividad controlada y un grado de resignación que hacen inevitable pensar en los conflictos personales del actor, quien luchó contra la adicción a las drogas durante años, pero su interpretación se alimenta de esa oscuridad latente. Su última intepretación es también una de sus mejores.

Puntuación: 4.5 de 5

No hay comentarios: