La película "X-Men" y su secuela "X2: X-Men United", ambas dirigidas por Bryan Singer en 2000 y 2003, fueron precursoras del gran boom de films de súperhéroes que invaden las salas de cine hoy en día. Poco después, Singer abandonó la franquicia y rechazó dirigir el tercer film para trabajar en el fiasco que fue "Superman Returns", y desde entonces los X-Men han sufrido un buen número de altibajos en la pantalla grande. "X-Men: The Last Stand", la supuesta conclusión de la trilogía, es recordada por motivos poco halagadores, al igual que "X-Men: Origins: Wolverine", otro desastre enfocado en el origen de Wolverine (Hugh Jackman). Las cosas mejoraron con "X-Men: First Class", una precuela que cuenta el inicio de la relación entre Charles Xavier (James McAvoy) y Erik Lehnsherr (Michael Fassbender), los futuros Profesor X y Magneto, así como con el segundo spin-off "TheWolverine", el cual explora una aventura de Logan en Japón.
Sin embargo, el mal sabor que dejó la salida de Singer se mantuvo latente desde entonces, pues los cimientos construidos por el director se derrumbaron y otros tuvieron que recoger los pedazos. Cuando Matthew Vaughn, director de "First Class", decidió no involucrarse en la nueva "X-Men: Days of Future Past", Singer decidió regresar a la silla de director, lo cual representó una oportunidad de redención poco común en Hollywood. La situación no pudo ser más idónea, pues la trama de DOFP involucra tanto al reparto original como al de las precuelas, convirtiendo al film en una reunión de jóvenes y veteranos de la franquicia. Para fortuna de todos, el resultado es uno de los mejores films de los X-Men dentro de los ocho hasta ahora realizados.
En un futuro cercano, la raza mutante está siendo exterminada por un ejército de robots llamados "Centinelas", programados para asimilar los poderes de sus prezas y destruirlos con sus propias habilidades. La guerra se sale de control y los Centinelas comienzan a atacar también a los humanos no mutantes, creando caos y destrucción reminiscentes al día del juicio final de la saga de Terminator. Un pequeño grupo de mutantes sobrevivientes, entre ellos Wolverine, Storm (Halle Berry), Iceman (Shawn Ashmore), Kitty Pryde (Ellen Page), Magneto (IanMckellen) y el Profesor X (Patrick Stewart), combaten a los Centinelas con sus últimos recursos, pero es sólo cuestión de tiempo para que sean aniquilados por las feroces máquinas.
Como último recurso, el profesor X envía a Wolverine al pasado mediante los poderes de Kitty Pryde, específicamente a 1973, con el fin de evitar la creación de los Centinelas y prevenir así la destrucción de los mutantes. Su misión es impedir que Mystique (Jennifer Lawrence) asesine al creador de los Centinelas, Bolivar Trask (Peter Dinklage), pues dicho acto provocará la aprobación del programa de Centinelas por parte del gobierno de Richard Nixon. En el pasado, Wolverine se reúne con los jóvenes Bestia (Nicholas Hoult) y Xavier, quienes viven una situación bastante distinta a cuando los vimos por última vez en "First Class". Su grupo de X-Men ha sido exterminado y Magneto se encuentra prisionero dentro del Pentágono debido a su presunta responsabilidad por el asesinato a JFK, en otra alegoría a hechos históricos recientes donde los X-Men estarían involucrados directamente (en el film anterior, la crisis de los misiles con Cuba fue el centro del acto final).
Todo lo resumido hasta ahora cuenta sólo lo ocurrido en el primer acto del film. DOFP contiene una trama con más de una docena de personajes, lo cual más de una vez ha provocado que los films de X-Men se sientan saturados y carezcan de una historia cohesiva. En este caso, los guionistas se aseguraron de proporcionar arcos dramáticos a la mayoría de los personajes, aunque es inevitable que algunos carezcan de cierto desarrollo. Wolverine es el hilo conector entre el futuro y el pasado, pero el protagonista de la historia continúa siendo el joven profesor X, liberado temporalmente de su silla de ruedas gracias a un suero inventado por Bestia, el cual le permite caminar pero suprime sus habilidades mutantes. Cual adicto a las drogas, característico de la era hippie, Charles necesita constantes dosis del suero para mantener silentes las voces que despiertan en su mente, pero a su vez Wolverine necesita de sus poderes para encontrar a Mystique.
El foco se ubica nuevamente en las posiciones contrarias de Charles y Erik con respecto al desbalance entre humanos y mutantes y cómo afrontar la amenaza de quienes desean eliminarlos. Fassbender sigue otorgando la mejor caracterización de la nueva generación de X-Men, mostrando una ira reprimida que lo convierte en una amenaza para sus propios aliados, mientras que McAvoy deja ver una faceta más oscura del profesor X. Sorprendentemente, Bolivar Trask no resulta tan impactante como el nuevo villano del film, principalmente porque el guión no explora sus intenciones ni aporta motivos suficientes para amar u odiar al personaje, algo sin duda decepcionante al comparar el excepcional trabajo que Peter Dinklage realiza en la serie ¨Game of Thrones¨. Por otro lado, la Mystique de Jennifer Lawrence cuenta con un rol más preponderante en esta ocasión, sin duda gracias a que su estatus dentro de Hollywood ha crecido enormemente en los últimos años.
Un personaje que ha sido motivo de cierta controveria detrás de cámaras es Quicksilver (Evan Peters), quien posee la habilidad de viajar a alta velocidad al buen estilo de Flash. Marvel comparte los derechos del personaje junto a Fox, por lo que también lo veremos en ¨Avengers: Age of Ultron¨ el próximo año. Aunque su aparición es breve, Quicksilver se roba cada minuto en escena y la secuencia del rescate de Magneto dentro del Pentágono es la más memorable del film, gracias también a un manejo muy inteligente de la perspectiva del mutante cuando viaja a alta velocidad, así como una dosis necesaria de humor. A Marvel no le será sencillo superar esta interpretación del personaje.
En lugar de dejar las secciones del futuro para el comienzo y final de la historia, pasado y futuro están editados de forma entrelazada, lo cual le otorga mayor impacto al desarrollo dramático de la trama, aún cuando los personajes en el futuro cuentan con un tiempo en pantalla mucho más limitado. Gracias a esto, Singer le otorga una despedida adecuada al reparto original a la vez que pasa la batuta a la nueva generación de X-Men, aunque es difícil imaginar que no veremos de nuevo a McKellen, Stewart o Berry en estos papeles ahora que han regresado a la palestra. Con DOFP, el director no sólo logra redirmirse por haber dejado a la franquicia a la deriva, sino que se deshace rápidamente de cualquier vestigio de continuidad con respecto a los detestados ¨The Last Stand¨ y ¨Origins: Wolverine¨. Nada como un viaje en el tiempo para hacer borrón y cuenta nueva.
Puntuación: 4.5 de 5.
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