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viernes, 15 de noviembre de 2013

THOR: THE DARK WORLD - Juego de tronos en Asgard



Sólo han pasado dos años desde la primera encarnación de Thor y la multimillonaria fábrica de franquicias en que se ha convertido Marvel nos brinda ahora la tercera entrega del personaje. "Thor: The Dark World" contiene un buen número de elementos memorables y una cantidad considerable de desaciertos, aunque el director Alan Taylor demuestre una gran habilidad para maquillarlos. Thor (Chris Hemsworth) se encuentra de vuelta en Asgard, ejerciendo sus labores como defensor de los nueve reinos mientras espera su pronto ascenso al trono de su padre, el rey Odin (Anthony Hopkins). Dicha labor lo ha mantenido alejado de Jane Foster (Natalie Portman), quien intenta seguir adelante con su vida, profesional y amorosa, debido a que el semidios no ha dado señales de vida, aún cuando estuvo de paso por Nueva York, combatiendo a un ejército alienigena.

Gracias a un prólogo bastante explicativo, conocemos sobre la existencia de los elfos oscuros, quienes hace millones de años dominaban el cosmos. Los elfos fueron vencidos y desterrados por Bor, el padre de Odin, luego de que éste los despojara del Ether, la fuente de su poder. Debido a un fenómeno sobrenatural cerca de Londres, Jane queda infectada por esta sustancia, tras cruzar lo que parece ser un portal transdimensional. Ésto es razón suficiente para que Thor la traiga consigo a Asgard, pues el rey elfo Malekith (Christopher Eccleston) buscará extraer el Ether del cuerpo de Jane para recuperar su poder. Lo que sigue es un espectacular ataque a Asgard por parte de los elfos oscuros, debido al cual Thor pide ayuda a su hermano Loki (Tom Hiddleston), preso en los calabozos de Asgard por su intento de asesinar al rey y de destruir a la raza humana.

La campaña publicitaria del film ha enfatizado la presencia de Loki en el film, no sólo porque el villano es tan reconocible como cualquier otro Vengador, sino por la excelente interpretación de Hiddleston. Loki está en pantalla por quizás un tercio de película, pero su presencia es la más memorable de todas. El actor maneja con humor e ironía la ira y tristeza de su personaje, hijo adoptado de Odin que creció bajo la mentira de ser igual a su hermano, sabiendo que nunca podría aspirar al trono de Asgard. En esta oportunidad, la relación con su madre, Frigga (Rene Russo), le aporta un dejo de bondad a este resentido miembro de la familia real, pero sin dejar de lado su maquiavélica personalidad.



La relación amor/odio entre Thor y Loki es las más interesante de la historia, particularmente cuando Thor parece adoptar algunas de las malas mañas de su hermano. Lo mismo no se puede decir de la pareja conformada por Thor y Jane, pues el guión no se ocupa mucho de desarrollar su relación. En momentos, Jane es una mujer fuerte e independiente y en otros es la damisela en apuros, pero el conflicto alrededor de su posesión por una sustancia mortal nunca alcanza un nivel dramático satisfactorio, sino que funciona para hacer avanzar la trama y es descartado cuando ya no hace falta. Como resultado, una decisión por parte de Thor al final de la historia carece de relevancia, aunque un giro inesperado en los últimos segundos oculte esta debilidad.

El villano Malekith y su raza de elfos oscuros fungen como amenaza a Asgard y los nueve reinos, pero como personaje Malekith no tiene mayores matices. Para variar, desea apoderarse del mundo, o del universo, en venganza a sus enemigos. Este tipo de tramas suelen ser interesantes cuando hay elementos antagónicos entre el héroe y el villano de la historia, por lo que la amenaza en este caso se siente algo ajena y desenfocada. Al menos las escenas de acciún bien ejecutadas compensan la falta de originalidad, el ataque a Asgard es la secuencia mas vistosa, en particular cuando Heimdall (Idris Elba) acaba con una nave enemiga con tan sólo un cuchillo. Además, Asgard luce mucho mas auténtica y tangible que en la primera cinta, gracias a un aumento en el presupuesto de esta entrega.

El tercer acto se desarrolla de forma ingeniosa entre los nueve reinos, intercalando batallas con dosis de humor bastante necesarias, aunque a veces ronden en lo caricaturesco. Darcy (Kat Jennings) y el Dr. Erik Selvig () le brindan ligereza a las escenas en la Tierra en contraste con la seriedad de todo lo demás, en especial cuando Loki no está presente. Curiosamente, la escena al final de los créditos parece haber sido intercambiada por la escena al final de la historia, lo que habla bien del poder de una y las carencias de la otra, resumiendo así los altibajos de esta entretenida pero imperfecta secuela.

Puntuación: 3.5 de 5.

Más sobre "Thor: The Dark World":
- La historia detrás del "cameo" de otro Vengador. (MTV news)
- Cómo "Games of Thrones" influeció a Thor. (io9.com)


viernes, 8 de noviembre de 2013

GRAVITY: EN EL ESPACIO, SÓLO GEORGE CLOONEY PUEDE ESCUCHARTE

Este post va dedicado a la memoria de mi segundo padre, Jesús Alberto Garrillo, cuya integridad y valores me guiarán siempre en mi desempeño como esposo y, con el favor de Dios, algún día como padre. Señor Jesús, gracias por compartir uno de sus grandes tesoros conmigo. Honraré ese regalo por el resto de mis días.


Un grupo de astronautas realiza una operación rutinaria de reparación a un satélite espacial. Un plano secuencia nos coloca en primera fila junto a dos de ellos mientras laboran con el planeta Tierra como paisaje de fondo. Matt Kowalski (George Clooney) y Ryan Stone (Sandra Bullock) conversan e incluso flirtean desde sus poco sensuales trajes espaciales, enfocados en su misión de turno. Un mensaje desde la NASA, cortesía de la voz de Ed Harris (guiño a "Apollo 13"), les informa que deben abortar su misión, pues una explosión controlada de un satélite ruso ha desprendido una inmensa ola de escombros espaciales que vuela directo hacia ellos a alta velocidad. El caos se apodera de la escena y en cuestión de segundos, Ryan se encuentra flotando sin rumbo y sin frenos en el infinito del espacio, con la voz de Matt como única guía y compañía.

Revelar más sobre la trama arruinaría la experiencia que es "Gravity". El mexicano Alfonso Cuarón ha creado una pieza magistralmente coreografeada que nos atrapa sensorialmente desde sus primeros minutos. La tensa armonía del film demuestra un manejo excepcional de las herramientas artísticas y técnicas con las que contó el director, talento que ya ha dado indicios de grandeza en sus obras "Y tu mamá también", "Children of Men"y "Harry Potter y el prisionero de Azkaban", pero que se eleva a nuevos niveles de experticia en esta oportunidad.

Para las escenas en el espacio, Cuarón filmó sólo los rostros de los actores, lo que le brindó la libertad de emplear sus ya característicos planos secuencia, es decir sin cortes, como mejor se le antojase. La cámara es el tercer personaje en esta historia, convirtiendo al espectador en testigo y protagonista de un viaje de supervivencia en contra-reloj, en un ambiente donde nadie ni nada puede sobrevivir. La destreza técnica del film destila años de preparación que se reflejan en cada uno de sus elementos.
Por su parte, el uso del 3D alimenta la intención de llevar de la mano a la audiencia a lo largo de esta travesía. Las nociones de perspectiva y distancia se amplifican gracias a la cinematografía de Emmanuel Lubezki, por lo que "Gravity" también se ubica dentro de un selecto grupo de cintas, entre ellas "Avatar" y "Life of Pi", que merecen ser vistas en tres dimensiones.


El punto de vista narrativo se centra en el personaje de Bullock, quien muestra de nuevo sus dotes dramáticas en un rol demandante y con pocos elementos de inspiración para cualquier actor. La integración casi orgánica entre actores y efectos visuales lograda por Cuarón puede opacar al talento requerido para realizar una interpretación convincente, pero la actriz atina con gracia y sutileza los tonos emocionales de su personaje y nos brinda una de sus mejores actuaciones. A pesar de que su papel es más limitado, Clooney emana su gracia de costumbre y genera un contrapeso emocional necesario y bienvenido.

Aunque los elementos dramáticos de la trama no se alejan de lo convencional, la tensión crece con cada secuencia. Aún cuando algunas decisiones o situaciones lucen implausibles, la atención al detalle refleja un esfuerzo exhaustivo por obedecer las leyes de la física, lo que beneficia al suspenso de la cinta cada vez que Ryan intenta sostenerse de objetos que viajan a altas velocidades o cuando gira desenfrenadamente sin capacidad de detenerse. Sumado a esto, el diseño de sonido se mantiene también desde la perspectiva de la protagonista, por lo que grandes explosiones no emiten ruido alguno pero los latidos del corazón y la respiración de Ryan se escuchan a ritmos de infarto. En un par de ocasiones noté que mi respiración iba al mismo ritmo que el suyo, lo que refuerza la opinión de que "Gravity" eleva el género cinematográfico y lo convierte en una experiencia. No es la primera película en lograrlo, pero qué bien lo hace.

Puntuación: 5 de 5.

Más sobre "Gravity":

- Una guía a los efectos digitales de "Gravity". (fxguide.com
- Los aciertos y errores de "Gravity". (New York Times)