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miércoles, 20 de febrero de 2013
LES MISÉRABLES: Naturaleza épica
Les Misérables, de Tom Hooper, nos dice desde su primera toma que es un film épico. Una toma aerea contínua desciende de entre las nubes y revela un enorme barco arrastrado por un grupo de esclavos con talento musical y termina en el rostro de Jean Valjean (Hugh Jackman), un hombre esclavizado hace 19 años por robar un pedazo de pan para alimentar a su hermana enferma. Hasta que ruedan los créditos, casi tres horas después, lo épico sorprende, conmueve, aburre en momentos, deleita en otros.
Jean Valjean es eventualmente liberado y se convierte en hombre de bien, pero para lograrlo debe borrar su pasado de esclavo y asumir una nueva identidad, lo cual lo convierte nuevamente en criminal. Javert (Russell Crowe), un hombre de ley obsesionado con lo ¨justo¨, asume la misión personal de encontrar a Jean Valjean, y años después sus caminos se cruzan nuevamente. El encuentro evita que Jean Valjean proteja a una de sus empleadas, Fantine (Anne Hathaway), de ser despedida de su trabajo, lo que la obliga a sucumbir en la prostitución para mantener el sustento a distancia de su hija, Cosette (Isabelle Allen).
Manteniendo la epicidad de la trama, tras sólo un cuarto de película y con más de media docena de personajes aún sin introducir, Les Misérables alcanza su pico emocional. En su interpretación de la canción ¨I Dreamed a Dream¨, Hathaway se plasma en pantalla mediante un close-up sin cortes emocionalmente desgarrador y sin duda le moverá el piso hasta a los más cínicos. Al ver esta secuencia es posible imaginar a Hooper en la sala de edición, echando a la basura todas las tomas adicionales que usualmente cubren una escena. La actuación de Hathaway no requiere de nada más.
Una vez que Fantine sale de escena, la película vuelve a los hombros de Jackman, quien demuestra un tino dramático nunca visto en su carrera cinematográfica. Este actor de teatro un tanto atado a su papel de Wolverine se halla como pez en el agua en un papel demandante y desgastante. Jean Valjean adopta a Cosette para redimir su culpa por el destino de Fantine y la historia avanza unos 10 años. Jean Valjean y Cosette (ahora Amanda Seyfried), continúan huyendo de Javert mientras que aires de una nueva revolución alborotan las calles de París.
Nuevos personajes son introducidos y el enfoque se desvía hacia un triángulo amoroso entre Cosette, un joven estudiante burgués llamado Marius (Eddie Redmayne) y su mejor amiga, Eponine (Samantha Bark), una plebeya que no puede competir con los encantos de Cosette. Es entonces cuando la historia pierde parte de su fuerza. El drama de Eponine palidece al lado de las tragedias de vida de Fantine y Jean Valjean, pero la trama pretende colocarlo al mismo nivel, incluso dándole a Bark un tratamiento similar al de Hathaway con la canción "On My Own", sin cortes y en close-up (Bark interpretó ya este papel en la version teatral londinense), pero la comparación resulta inevitable y la escena, aunque bien interpretada, no posee el mismo gancho emocional.
Una vez que Jean Valjean vuelve al plano principal e inicia el acto final, Les Misérables retoma buena parte de su energía. La rebelión de junio de 1830 es el escenario para colocar a todos los personajes en un mismo plano y el desenlace, siempre épico, es mayoritariamente satisfactorio y emotivo. La otra piedra en el zapato, sin embargo, está en Russell Crowe y su interpretación de Javert. Al contario de Jackman, Crowe se siente totalmente fuera de su elemento. Cantar simplemente no es lo suyo y su incomodidad se traduce en una actuación unidimensional y tediosa que indudablemente lastima al film.
Les Misérables es una producción tan ambiciosa que se salió un poco de las manos de su director. Hooper merece crédito por atreverse a hacer algo diferente con un musical, sus aciertos son enormes y variados pero sus desaciertos no pasan desapercibidos. Lo cierto es que justifica sus 158 minutos de duración y sobre todo exige una visita al cine para apreciarla en todo su esplendor.
Puntuación: 3.5 de 5
Más sobre Les Misérables:
- Las canciones fueron grabadas en el set en lugar de ser pre-grabadas antes de la filmación, lo que dió a los actores mucha más libertad a la hora de ajustar sus interpretaciones a las emociones que caracterizaban.
- Un compendio de la version musical londinense que conmemora el 25 aniversario de la obra original. Samantha Bark interpreta "On My Own".
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