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| Jessica Chastain en Zero Dark Thirty |
La cacería de Osama Bin Laden fue el principal objetivo de la CIA y el gobierno estadounidense desde el 11 de septiembre de 2001. El mundo occidental pareció cerrar un ciclo el día que se anunció su muerte, ejecutada por un grupo comando norteamericano luego de que se descubriera que no vivía como mostraban los videos de sus mensajes a lo largo de una década, con fusil en mano en alguna cueva de las montañas, sino cómodamente en una casa fortaleza dentro de un poblado Pakistaní nada oculto.
Zero Dark Thirty examina a los personajes y la investigación que llevó a descubrir el paradero de Bin Laden. Kathryn Bigelow construye un thriller de espionaje que como rompecabezas se arma de forma errática, a veces gracias a golpes de suerte y en ocasiones con técnicas de convencimiento de ética cuestionable. Muchos acusan hoy al film y a su directora por mostrar una postura a favor de la tortura, pero es ingenuo no creer que eso y cosas peores se hicieron para dar con el líder de Al Qaeda. En este sentido el guión pretende mostrar más que juzgar, dejando claro que la CIA actuó en muchos casos sin el consentimiento oficial de un gobierno que probablemente se hizo la vista gorda por conveniencia.
El epicentro de la historia es Maya, la agente que nunca perdió las esperanzas de hallar a Bin Laden. En un mundo de hombres dentro de un territorio hostil, una figura femenina en posición de liderazgo genera un contraste psicológico interesante y muy bien explorado con la elección de Jessica Chastain para el rol. Maya luce físicamente frágil y tiene pocas habilidades sociales, pero detrás de su apariencia está la obsesión, sana o no, por alcanzar su objetivo, convirtiendo su frialdad y rareza en cualidades para lograr una confesión a como dé lugar, o coordinar operaciones con altas probabilidades de fracaso. Luego de papeles secundarios memorables en películas como Tree of Life y The Help, Chastain se revela aquí como actriz principal.
Dentro del reparto masculino, el venezolano Edgar Ramírez tiene un papel breve en tiempo pero crucial en la trama. Sin revelar detalles sobre la historia, sus escenas junto a Chastain son por demás efectivas y el actor brinda un necesario toque de humor al tono hostil y acelerado que en general mueve a la película. Mark Strong y James Gandolfini también se lucen en roles secundarios y generan las dinámicas más interesantes entre Maya y sus hombres.
Todos sabemos como termina la historia pero la figura de Bin Laden tiene un lugar tan particular en la psiquis de la cultura occidental que la mera idea de su presencia es más poderosa y temeraria que la de cualquier villano de ficción hollywoodense. Bigelow controla cada momento de tensión con una precisión magistral, culminando con la recreación de la operación que dio muerte a Bin Laden. Si bien los pormenores de ese evento son desconocidos para la luz pública, la directora no desperdicia oportunidad alguna para atrapar y no soltar a la audiencia hasta que la última bala es disparada. Lo desconocido es ciertamente más aterrador que lo evidente, aún teniendo la certeza de cómo terminará todo.
Puntuación: 5 de 5.
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- El ascenso a la fama de Jessica Chastain
- La historia de la verdadera agente de la CIA.
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