Una ciudad cae encima de otra. |
El presidente Whitmore ha vuelto. |
Los aliens han regresado, ahora con una nave más grande y poderosa, pero esta vez los humanos estamos listos para combatirlos, pues ahora dominamos la misma tecnología que ellos. Casi todo el elenco original está de vuelta: David Levinson (Jeff Goldblum) está ahora a cargo del Área 51, mientras que el ex-presidente Whitmore (Bill Pullman), sufre de algún tipo de demencia post-alienígena; también están el Dr. Brakish Okhun (Brent Spiner), quien sobrevivió al ataque que pareció matarlo en el film anterior (sólo lo dejó en coma), y Julius Levinson (Judd Hirsch), el padre de David, que continúa angustiándolo con sus improperios de anciano judío. El gran ausente, por supuesto, es Will Smith, cuyo personaje ahora parece estar dividido entre su valiente hijo, Dylan Hiller (Jessie T. Usher), y el engreído Jake Morrison (Liam Hemsworth), ambos pilotos de aviación y rivales por un conflicto del pasado que nunca recibe mayor desarrollo. Este último está comprometido con Patricia Whitmore (Maika Monroe), la hija del ex-presidente Whitmore y también aviadora.
Hay otra docena de personajes nuevos. Por desgracia, la orgía de efectos especiales y escenas de acción devora el espacio para cualquier tipo de desarrollo que nos permita identificarnos con cualquiera de ellos, antiguos o debutantes. En el film original, Emmerich se tomó el tiempo para establecer las relaciones y conflictos entre cada uno de ellos, por más simples que fuesen. Cuando la destrucción empezó, los efectos especiales trabajaban en función del drama, no a cuestas de éste. En este caso, una ciudad en China es levantada del suelo y luego arrojada encima de Londres, pero la experiencia sólo produce confusión y un completo desapego, ante lo que debería sentirse como una gran tragedia. Al menos, los efectos especiales son de primera y generan un espectáculo visual impresionante, el único elemento que eleva a esta cinta por encima de la total mediocridad.
Jeff Goldblum haciendo lo que Jeff Goldblum hace. |
Por supuesto, "Resurgence" tiene la osadía de dejar las puertas abiertas para una tercera entrega. Los resultados de la taquilla sugieren que esto no va a suceder, pero si Emmerich logra seguir adelante y convierte a "Independence Day" en una trilogía, es posible que no quede nadie con ganas de verla. "Resurgence" mató a una franquicia que debió quedarse con un sólo film.
Puntuación: 1 de 5.